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2 Corintios 10:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 Vosotros solo os fijáis en las apariencias. A los que están seguros de que son de Cristo, quiero decirles que yo también lo soy.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Miráis las cosas según la apariencia. Si alguno está persuadido en sí mismo que es de Cristo, esto también piense por sí mismo, que como él es de Cristo, así también nosotros somos de Cristo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Fíjense en los hechos evidentes. Los que afirman que pertenecen a Cristo deben reconocer que nosotros pertenecemos a Cristo tanto como ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Miren las cosas cara a cara. Si alguien cree pertenecer a Cristo, piense lo siguiente: si él es de Cristo, lo soy también yo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Miráis las cosas según la apariencia exterior. Si alguno se ha persuadido de que es° del Mesías, piense esto por sí mismo otra vez: que como él es del Mesías, así también nosotros.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Veis las cosas según las apariencias. Si alguno cree que es de Cristo, piense también esto para sí: que como él es de Cristo, también lo somos nosotros.

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2 Corintios 10:7
21 Referans Kwoze  

Todo lo hacen para que la gente los vea y los admire. Por eso escriben frases de las Escrituras y las guardan en cajitas de cuero o se las atan en la frente y en los brazos. Cada vez hacen más grandes esas cajitas y ponen a su ropa flecos más anchos que los demás.


Entonces Jesús les dijo: —Vosotros, delante de la gente, aparentáis ser personas honestas, pero Dios os conoce muy bien. Lo que la mayoría de la gente considera de mucho valor, para Dios no vale nada.


No juzguéis que algo está bien o mal solo por las apariencias. Lo que vosotros tenéis que hacer, es juzgar con rectitud.


Mientras que algunos dicen: «Yo soy seguidor de Pablo», otros dicen: «pues yo no, yo lo soy de Apolo». Hay también otros que dicen: «Yo soy seguidor de Pedro», e incluso no faltan quienes dicen: «Yo sigo a Cristo».


Si alguien cree que puede hablar de parte de Dios o cree que obedece al Espíritu Santo en todo, debe reconocer que esto que os escribo es un mandato de Dios.


Cada uno resucitará a su debido tiempo: primero Cristo; después, cuando él vuelva, resucitarán los que creyeron en él.


y vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios.


Yo soy libre. Soy apóstol. He visto a Jesús, nuestro Señor, y vosotros sois el fruto de mi trabajo cristiano.


Algunos dicen que soy muy tímido cuando estoy entre vosotros, pero muy valiente cuando estoy lejos. Yo os ruego, por la ternura y la bondad de Cristo, que cuando vaya a veros, no me obliguéis a ser duro con los que nos acusan. Dicen que nosotros hacemos las cosas solo por interés, como lo hace la gente de este mundo.


pero ya que hay tantos que hablan bien de sí, ¿por qué no voy a hacerlo yo también?


¿Son servidores de Cristo? Yo lo soy más todavía, aunque sea una locura decirlo. Yo he trabajado más que ellos, he estado preso más veces, he recibido más palizas que ellos y he estado más veces que ellos en peligro de muerte.


Y es que aceptáis con gusto a todo el que viene y os habla de un Jesús distinto del que nosotros os hemos anunciado; aceptáis recibir un espíritu diferente del Espíritu Santo que recibisteis, y un mensaje distinto del que aceptasteis.


¡He sido un insensato! Pero sois vosotros los que me habéis obligado a serlo. En realidad, deberíais ser vosotros quienes hablarais bien de mí, pues, aunque soy poca cosa, soy tan capaz como esos superapóstoles.


Y lo hago porque queréis que os demuestre que hablo de parte de Cristo. Cristo que no ha sido débil con vosotros, sino que ha mostrado su poder entre vosotros.


No tratamos de impresionaros al hablar bien de nosotros mismos. Lo que queremos es daros una razón para que os sintáis orgullosos de nosotros. Así sabréis cómo responder a los que se creen importantes y que en realidad no lo son.


Y si estáis unidos a Cristo, entonces sois miembros de la gran familia de Abrahán y tenéis derecho a recibir las promesas que Dios le hizo.


Pero nosotros pertenecemos a Dios y podemos saber quién tiene el Espíritu que dice la verdad y quién tiene el espíritu del engaño. El que es de Dios nos hace caso, pero el que no es de Dios nos ignora.


Pero Dios le dijo: —Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Este no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón.


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