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1 Timoteo 6:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 Dios es el único que vive para siempre y habita en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder le pertenecen por siempre! Amén.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Él es el único que nunca muere y vive en medio de una luz tan brillante que ningún ser humano puede acercarse a él. Ningún ojo humano jamás lo ha visto y nunca lo hará. ¡Que a él sea todo el honor y el poder para siempre! Amén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Al único inmortal, al que habita en la luz inaccesible a quien ningún hombre ha visto ni puede ver, a él honor y poder por siempre jamás. ¡Amén!

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 el Único que tiene° inmortalidad, que habita en luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A Él sea honor y dominio eterno, amén.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 el único poseedor de la inmortalidad, que habita en la región inaccesible de la luz, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor e imperio eterno. Amén.

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1 Timoteo 6:16
30 Referans Kwoze  

No podemos ir a su encuentro; su justicia y rectitud no tienen límite; su poder es enorme.


Desde siempre y hasta siempre, desde antes de que crearas las montañas, la tierra y el universo, tú eres Dios.


Dios le contestó: —Diles que soy el Dios eterno, y que me llamo Yo soy. Diles a todos que yo soy el Dios de vuestros antepasados, el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Así que ve a Egipto y reúne a los jefes de Israel. Cuéntales que yo, su Dios, me he aparecido a ti, y que sé muy bien cómo están sufriendo en Egipto.


Pero no podrás ver mi rostro, porque cualquiera que vea mi rostro morirá. Ponte sobre la roca y quédate junto a mí.


Soy yo, el Dios excelso quien lo digo, yo que vivo por siempre; yo que vivo en un lugar alto y sagrado, pero que también estoy con los pobres y animo a los humildes y afligidos.


Un gran resplandor te rodea; de tus manos brotan rayos de luz que muestran tu poder.


Jesús le contestó: —Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con vosotros, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices «Muéstranos al Padre»?


Como os he dicho, Dios mi Padre me envió, y nadie más ha visto al Padre sino solo yo.


Jesús les dijo: —Os aseguro que mucho antes de que naciera Abrahán ya existía yo.


Todos los que en la Iglesia pertenecemos a Cristo, debemos alabarle por siempre. Amén.


Levanto mi mano al cielo y juro por mi vida, que es eterna,


¡Que todos alaben a Dios nuestro Padre por siempre jamás! Amén.


Cristo es imagen del Dios invisible, el Hijo primero de toda la creación.


¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.


Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre.


Dios nunca cambia. Fue Dios quien creó la luz y es quien nos da todo lo bueno y todo lo perfecto.


Jesucristo nos enseñó que Dios es luz y que donde está Dios no hay oscuridad. Este es el mensaje que ahora os anunciamos.


Pero si vivimos en la luz, como Dios vive en la luz, nos mantendremos unidos como hermanos y Dios perdonará nuestros pecados por medio de la sangre de su Hijo Jesús.


Nadie ha visto nunca a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace completamente real en nosotros.


Al Dios único, que es nuestro Salvador, corresponde la gloria, la majestad, el poder y la autoridad. Así se lo reconocemos por medio de Jesucristo, el Señor, ahora y por siempre. Amén.


Además, Cristo nos permite gobernar como reyes y nos ha puesto como sacerdotes al servicio de Dios su Padre. Por eso, a él le pertenece la gloria y el poder por siempre. Amén.


Yo soy el principio y el fin —dice el Señor, que es Dios—, el que existe, siempre ha existido y está a punto de llegar, el que todo lo puede.


Y oí una fuerte voz que salía del trono y decía: —Aquí es donde Dios vive con su pueblo. Dios vivirá con ellos y ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos.


Allí nunca será de noche y nunca nadie necesitará la luz de una lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor los alumbrará, y ellos reinarán para siempre.


—Señor y Dios nuestro: tú mereces que te alaben, que te llenen de honores y que admiren tu poder. Porque tú creaste todo lo que existe; gracias a ti, todo fue creado.


diciendo: —Debemos alabar a nuestro Dios y admirar su fama y su sabiduría, su poder y su fortaleza. Demos a nuestro Dios gracias y honor por siempre. ¡Amén!


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