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1 Timoteo 1:9 - Biblia Lenguaje Básico

9 También sabemos que las leyes no están hechas para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. También son para los que matan a sus semejantes, incluso a sus propios padres.

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Biblia Reina Valera 1960

9 conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Pues la ley no fue diseñada para la gente que hace lo correcto. Es para los transgresores y rebeldes, para los desobedientes a Dios y los pecadores, para quienes no consideran nada sagrado y que profanan lo que es santo, para quienes matan a su padre o a su madre, o cometen otros homicidios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 La Ley no fue instituida para los justos, sino para la gente sin ley, para los rebeldes, impíos y pecadores, para los que no respetan a Dios ni la religión, para los corrompidos e impuros, para los que matan a sus padres y para los asesinos;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 sabiendo esto: Que la ley no está puesta para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, y para los homicidas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 o sea, teniendo en cuenta que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para prevaricadores y rebeldes, para impíos y pecadores, para profanadores y sacrílegos, para parricidas y matricidas, para homicidas,

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1 Timoteo 1:9
45 Referans Kwoze  

Así que David dijo a Abisay y a todos sus sirvientes: —Dejad que me maldiga, pues es Dios quien le ha ordenado hacerlo. Si hasta mi propio hijo quiere matarme, ¡con más razón lo hará este hombre de la tribu de Benjamín!


Pero un día, mientras Senaquerib estaba adorando en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer fueron y lo mataron; luego escaparon a la región de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió como rey.


En respuesta, Dios envió un ángel que dio muerte a los valientes soldados y a todos los jefes importantes en el campamento del rey de Asiria. A Senaquerib no le quedó más remedio que regresar a su país lleno de vergüenza. Y cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo mataron.


Quien mate a otra persona con toda intención, deberá morir, aunque busque protección en mi altar.


El que maldice a sus padres morirá antes de tiempo.


El culpable de asesinato corre hacia la tumba, ¡que nadie se lo impida!


Es cómplice de gente malvada quien roba a sus padres y encima dice que no es pecado.


Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre.


Al que se burla de su padre y desprecia a su madre, los cuervos le sacarán los ojos y será devorado por los buitres.


Así os lo aseguro yo, vuestro Dios: Los profetas y los sacerdotes son los primeros en hacer el mal; ¡hasta en mi Templo cometen terribles maldades!


Si alguien maldice a su padre o a su madre, será condenado a muerte.


Los hermanos se traicionarán unos a otros. Cada uno entregará al otro para que lo maten. Los padres traicionarán a sus hijos, y los hijos atacarán a sus padres y los matarán.


Hablan mal de los demás, odian a Dios, son insolentes y orgullosos, y se creen muy importantes. Siempre están inventando nuevas maneras de hacer el mal y no obedecen a sus padres.


Dios prometió a Abrahán que a él y a sus descendientes les daría en herencia el mundo. Se lo prometió, no porque Abrahán hubiera obedecido la ley, sino porque creyó en Dios; esto hizo que Dios lo aceptara.


La ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte; pero si bien el pecado se hizo fuerte, la gracia de Dios lo superó.


Así el pecado ya no tendrá poder sobre vosotros, porque ya no sois esclavos de la ley. Ahora disfrutáis de la gracia de Dios.


Entonces, ¿para qué sirve la ley? Pues después de hacerle su promesa a Abrahán, Dios nos dio la ley para mostrarnos lo que estábamos haciendo mal. Pero esa ley serviría solo hasta que viniera el descendiente de Abrahán, a quien Dios le hizo la promesa. Dios le dio la ley a Moisés por medio de los ángeles, para que él nos la diera a nosotros.


Pero si os dejáis guiar por el Espíritu de Dios, ya no estáis bajo el dominio de la ley.


Son envidiosos y hasta matan; se emborrachan, y en sus fiestas hacen locuras y muchas cosas malas. Os advierto, como ya lo hice antes, que los que hacen esto no formarán parte del reino de Dios.


a ser humildes y a saber controlar nuestros malos deseos. No hay ley que esté en contra de todo esto.


Después de eso, el malvado aparecerá y Satanás lo ayudará a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron amar y aceptar el verdadero mensaje de Jesucristo; mensaje que podría haberlos salvado del castigo que recibirán. Dios permitirá que ese hombre mentiroso y malvado los engañe, para que acepten lo que es falso. Así Dios castigará a todos los que no han querido creer en el verdadero mensaje y disfrutan haciendo el mal. Pero cuando el Señor Jesús vuelva con todo su poder y su gloria, destruirá con el soplo de su boca al hombre malvado y le quitará su poder.


No prestes atención a historias falsas que la gente inventa. Más bien, esfuérzate por ser un buen discípulo de Jesucristo.


Timoteo, conserva las tradiciones que has recibido. No prestes atención a las tonterías que dicen los que no creen en Cristo, ni a las pretensiones de una falsa ciencia.


No prestes atención a las inútiles discusiones de los que no creen en Dios.


Habrá gente egoísta, interesada solamente en ganar más y más dinero. También habrá gente orgullosa, que se creerá más importante que los demás. No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán desagradecidos y ofenderán a todos.


Porque hay muchos, sobre todo entre los judíos que se han hecho cristianos, que son unos rebeldes y engañan a los demás con su palabrería.


Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son gente odiosa y rebelde, incapaz de hacer algo bueno.


un líder de la Iglesia debe ser alguien al que no se le pueda acusar de nada malo. Debe ser marido de una sola mujer y sus hijos deben creer en Jesucristo y no estar acusados de mala conducta o de ser rebeldes.


Antes, nosotros mismos éramos ignorantes y rebeldes y andábamos perdidos, siendo esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Éramos malvados y envidiosos y todo el mundo nos odiaba; incluso nosotros mismos nos odiábamos unos a otros.


Rajab, la prostituta, tuvo fe en Dios y trató bien a los exploradores israelitas. Por eso se salvó de morir junto con los que habían desobedecido a Dios.


Ninguno debe tener relaciones sexuales prohibidas ni despreciar las cosas sagradas. Eso fue lo que hizo Esaú, pues cambió sus derechos de primer hijo por un plato de comida.


Para vosotros los que creéis en Dios, Jesucristo es una piedra muy valiosa; en cambio, a los que no creen, les sucede lo que dicen las Escrituras: «La piedra que rechazaron los constructores del templo es ahora la piedra principal».


Eran los espíritus de los que desobedecieron a Dios en los tiempos de Noé. Dios esperó con paciencia a que se arrepintieran, mientras Noé construía la barca, pero no lo hicieron. Solo unos pocos, ocho en total, subieron a la barca y se salvaron navegando por el agua.


Y si «con dificultad se salvan los que hacen el bien», ¡ya os podéis imaginar lo que les pasará a los malvados y a los pecadores!


Viene para juzgar a todos los que hicieron el mal y para castigar a todos los pecadores que lo insultaron».


Pero a los cobardes, a los que no crean en mí, a los que hagan cosas odiosas, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos y a los mentirosos, los lanzaré al lago ardiente de fuego y azufre, y allí permanecerán separados de mí para siempre.


Fuera se quedarán los malvados, los que practican la brujería, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los asesinos, los que adoran a dioses falsos y todos los que aman y practican la mentira.


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