1 Samuel 9:9 - Biblia Lenguaje Básico9-10 Saúl le contestó: —Está bien, vamos. En aquellos días, cuando alguien en Israel tenía problemas y quería que Dios le indicara cómo resolverlos, decía: «Consultemos al vidente». Así se llamaba entonces a quien hoy consideramos «profeta». Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19609 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a Dios, decía así: Venid y vamos al vidente; porque al que hoy se llama profeta, entonces se le llamaba vidente.) Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente9 (En esos días, si la gente quería recibir un mensaje de Dios, decía: «Vamos a preguntarle al vidente», porque los profetas solían ser llamados «videntes»). Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)9 Porque antes se decía en Israel: 'Vamos donde el vidente' para decir que iban a consultar a Dios. Porque no se hablaba de profetas como ahora sino de videntes. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion9 (Antiguamente en Israel cualquiera que iba a consultar a ’Elohim decía así: ¡Vamos al vidente! porque al profeta de hoy antiguamente se lo llamaba vidente.) Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19759 Antiguamente, en Israel, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: 'Venid, vamos al vidente'. Porque al que hoy llamamos profeta, antes se le llamaba vidente. Gade chapit la |
Entonces, Dios dirigió estas palabras al profeta Gad, el profeta al que David solía consultar: —Preséntate ante David y dile que lo voy a castigar. Puede escoger uno de estos tres castigos: Tres años de hambre en todo el país; ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que yo envíe mi ángel exterminador y que durante tres días la peste y la muerte caigan sobre todo el país causando una gran destrucción en todo el territorio de Israel. Gad se presentó ante David, le transmitió el mensaje y le dijo: —Piénsatelo y decide qué respuesta debo llevar a Dios.
Los hechos más importantes de la historia del rey David, desde el principio hasta el fin, están escritos en las historias de los profetas Samuel, Natán y Gad. En ellos se narran no solo los hechos más importantes con respecto al reinado de David y su poderío, sino también con respecto a cuanto aconteció a Israel y a sus países vecinos.
David y el profeta Samuel habían elegido a personas de confianza para vigilar la entrada del santuario. De los descendientes de esas personas se eligieron luego doscientos doce, para que cuidaran la entrada del Templo de Dios. Todos los elegidos estaban debidamente registrados en sus respectivas ciudades.
Por aquellos días el profeta Jananí fue a hablar con Asá, rey de Judá, y le dijo: —Nuestro Dios vigila todo el mundo, y siempre está dispuesto a ayudar a quienes le son fieles y confían en él. Acuérdate de que, gracias a tu confianza en Dios, pudiste derrotar a los etíopes y a los libios, a pesar de que ellos tenían un ejército mucho más poderoso que el tuyo. Sin embargo, ahora has puesto tu confianza en el rey de Siria y no en tu Dios; por eso, el ejército sirio ha podido escapar de tus manos. Has sido muy tonto y de ahora en adelante vivirás en guerra toda tu vida.