14-15 La carreta se detuvo junto a una gran piedra que estaba en el campo de un hombre llamado Josué. Entonces los levitas bajaron el Arca del pacto de Dios junto con las figuras de oro, y los pusieron sobre esa gran piedra. Luego los de Bet Semes tomaron la carreta, la hicieron leña, y sacrificaron las vacas como ofrenda a Dios. Además, aquel mismo día presentaron a Dios otras ofrendas y sacrificios.
14 Y el carro vino al campo de Josué de Bet-semes, y paró allí donde había una gran piedra; y ellos cortaron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a Jehová.
14 La carreta entró en el campo de un hombre llamado Josué y se detuvo junto a una roca grande. Entonces la gente hizo pedazos la madera de la carreta para leña, mató a las dos vacas y las sacrificó al Señor como ofrenda quemada.
14 Cuando la carreta llegó al campo de Josué de Bet-Semés, se detuvo. Había allí una gran roca. Partieron la madera de la carreta y ofrecieron las vacas como holocausto a Yavé.
14 Y el carro llegó al campo de Josué betsemita, y se detuvo allí, donde había una gran piedra. Ellos entonces partieron la madera del carro, y ofrecieron las vacas en holocausto a YHVH.
14 La carreta llegó hasta el campo de Josué, el de Bet Semes, y se detuvo allí. Había allí una gran piedra. Hicieron astillas las maderas de la carreta y ofrecieron las vacas en holocausto a Yahveh.
Aquel mismo día envió Dios a David este mensaje por medio del profeta Gad: —Anda y constrúyeme un altar en la era de Arauna, el jebuseo. David obedeció la orden de Dios y fue con sus sirvientes a construir el altar. Cuando Arauna vio que el rey se acercaba, salió y se inclinó ante él tocando el suelo con la frente.
Arauna le contestó: —Que el rey tome lo que le apetezca y ofrezca a Dios lo que tenga a bien. Incluso te doy mis bueyes para el sacrificio, el trillo y el yugo para que los uses como leña.
Luego construyó allí un altar para Dios y en él ofreció sacrificios de animales y otras ofrendas. Entonces Dios escuchó sus ruegos, tuvo piedad del país e hizo que cesara la peste en Israel.
Eliseo dejó a Elías, y tomó la pareja de bueyes y la ofreció como sacrificio. Con la madera del yugo que unía a los bueyes, hizo fuego, asó la carne e invitó a su gente a comer la carne asada. Luego Eliseo se fue tras Elías y se puso a su servicio.
Cuando hagas un altar para adorarme, hazlo de tierra, y sacrifica sobre él tus ovejas y tus toros. Y ofrece también los sacrificios en los que se quema la ofrenda para el perdón del pecado del pueblo, y las ofrendas que demuestra su deseo de estar en paz conmigo y con los demás. Yo vendré al lugar que elija para que te acuerdes de mí, y te bendeciré.
Luego, con piedras labradas, edifica un altar en mi honor en la parte alta de la colina. Toma el toro y ofrécemelo como sacrificio, usando como leña la del árbol sagrado que derribaste.
En ese momento Saúl volvía del campo con los bueyes y preguntó: —¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué llora? Cuando le contaron lo que pasaba en Jabés, el espíritu de Dios vino sobre él, y Saúl se enfureció.
porque su hermano lo ha mandado llamar para ofrecer un sacrificio en Belén, junto con su familia. Yo le di permiso para ir y visitar de paso a sus hermanos. Por eso no ha venido a comer contigo.
En cuanto al número de figuras de oro imitando las ratas, era igual al total de las ciudades filisteas de aquellos cinco jefes, contando tanto las ciudades fortificadas como las aldeas sin murallas. Por lo que respecta a la gran piedra sobre la que colocaron el Arca del pacto de Dios, se conserva hasta el día de hoy en el campo de Josué, el de Bet Semes, como testimonio de todo esto.