En todo ese tiempo, David y sus hombres salían con frecuencia a atacar a los pueblos de la región, desde Telaím hasta Egipto, pasando por el desierto de Sur. Cuando David atacaba a los pueblos de Guesur, Guézer y Amalec, se llevaba ovejas, vacas, burros, camellos y ropa. Mataba a hombres y mujeres y no dejaba vivo a nadie para que nadie se enterara en Gat de todo lo que hacía. Cuando regresaba, si Aquís le preguntaba: —¿A quién has atacado hoy? Unas veces David le contestaba: —A mis compatriotas que viven al sur de Judá. Otras veces le decía: —He atacado a los que habitan al Sur de Jerajmel. Y otras veces le respondía: —He atacado a los que residen al sur de los quenitas.