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1 Samuel 26:25 - Biblia Lenguaje Básico

25 —David, hijo mío, ¡bendito seas! ¡Que te vaya bien en todo lo que hagas! Luego David siguió su camino, y Saúl regresó a su casa.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por su camino, y Saúl se volvió a su lugar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Y Saúl le dijo a David: —Bendiciones sobre tu vida, David, hijo mío. Harás muchas acciones heroicas y seguramente te irá bien en todo lo que hagas. Luego David se fue, y Saúl regresó a su casa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Saúl dijo a David: 'Bendito seas, hijo mío. Ciertamente te irá bien en todo lo que hagas'. Después de eso, David siguió su camino y Saúl se regresó a su casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Entonces Saúl dijo a David: ¡Bendito seas tú, hijo mío David! Ciertamente serás poderoso y prevalecerás. Y David siguió por su camino y Saúl se volvió a su lugar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Dijo entonces Saúl a David: '¡Bendito tú, hijo mío, David! En todo cuanto hagas ciertamente triunfarás'. Tomó luego David su camino, y Saúl se volvió a su lugar.

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1 Samuel 26:25
10 Referans Kwoze  

el desconocido dijo: —Pues ya no te vas a llamar Jacob. Ahora vas a llamarte Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.


No creas lo que te diga, aunque te hable con dulzura; en realidad, busca hacerte daño.


Pero ningún arma usada contra ti será capaz de destruirte. Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Os aseguro que así será.


Desde antes de nacer Jacob, vuestro antepasado, engañó a su hermano; y cuando se hizo un hombre, Dios se le apareció en Betel. Allí Jacob luchó con un ángel y consiguió vencerlo. Luego, con lágrimas en los ojos, suplicó el favor de Dios.


¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre, el frío, los peligros, o la muerte.


En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, que nos amó, nos dará la victoria total.


Ahora me doy cuenta de que solo buscas mi bien, pues Dios hoy te ha dado la oportunidad de matarme y no lo has hecho.


Si alguien puede matar a su enemigo, no lo deja ir con vida. Por eso le pido a Dios que te pague todo el bien que hoy has hecho conmigo.


Por eso, júrame por Dios que no acabarás con mis hijos ni con mis nietos, ni harás que mis descendientes se olviden de mí.


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