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1 Samuel 24:9 - Biblia Lenguaje Básico

9 Pero cuando ya se alejaba, David salió de la cueva y le gritó: —¡Mi señor y rey! Cuando Saúl miró hacia atrás, David se inclinó tocando el suelo con la frente,

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Entonces le gritó a Saúl: —¿Por qué le hace caso a la gente que dice que quiero hacerle daño?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 David a su vez se paró también, salió de la caverna y se puso a gritar detrás de Saúl: '¡Señor rey!' Saúl se dio vuelta y David se postró con la cara contra el suelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 En seguida dijo David a Saúl: ¿Por qué escuchas palabras de hombres que dicen: He aquí, David procura tu mal?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 David se levantó a continuación, salió de la cueva y empezó a gritar tras de Saúl: '¡Mi señor, el rey!'. Saúl volvió la vista atrás y David se inclinó rostro en tierra y se postró.

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1 Samuel 24:9
19 Referans Kwoze  

Haré callar al que en secreto habla mal de su amigo; no soportaré a mi lado al que se cree más importante y más inteligente que los demás.


Cuando los gobernantes malvados sean arrojados contra las rocas, se acordarán de mis palabras y sabrán que les hablé con dulzura.


El malvado provoca peleas, el chismoso causa divisiones.


El mentiroso cree al mentiroso y el malvado habla bien del malvado.


¡Cómo divierten los chismes, pero cuánto daño causan!


El viento del norte hace llover, las malas lenguas provocan la ira.


Quien miente no se quiere a sí mismo; quien a todos alaba se busca problemas.


Al gobernante que presta atención a toda clase de calumnias todos sus ayudantes le parecerán malvados.


Además, quiero hacerte algunas preguntas personales: ¿Qué crimen he cometido contra el rey? ¿Qué mal te he hecho a ti o a tus ministros o a este pueblo? Yo no merezco estar en la cárcel.


No acuséis en falso a ninguno de vuestros paisanos ni pongáis en peligro la vida de nadie. Yo soy vuestro Dios.


Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego pues tienen poder para hacer mucho mal. Tenemos la lengua instalada en medio de nuestros miembros y, encendida por el poder del infierno, es capaz de arruinar toda nuestra vida.


De Nayot, David se fue adonde estaba Jonatán y le preguntó: —¿De qué maldad se me acusa? ¿En qué le he ofendido a tu padre, para que quiera matarme?


Cuando el muchacho se fue, David salió de su escondite e inclinó tres veces su rostro hasta el suelo delante de Jonatán. Luego David y Jonatán se abrazaron y lloraron mucho, especialmente David.


y le dijo: —¿Por qué el rey hace caso de la gente que dice que quiero hacerle daño?


¿Por qué me persigues? ¿Qué mal he cometido? ¿De qué se me acusa?


Yo le suplico a mi señor y rey que me escuche. Si es Dios quien ha puesto al rey en mi contra, espero que él me perdone y acepte mi ofrenda; pero si todo es cosa de humanos, que Dios los maldiga. Porque me están arrojando de esta tierra de Dios y así me obligan a adorar a otros dioses.


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