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1 Samuel 24:12 - Biblia Lenguaje Básico

12-16 ¡Mira lo que tengo en la mano! Es un pedazo de tu manto, que yo mismo corté. Por tanto, me hubiera resultado muy fácil darte muerte. Y si yo no he causado ningún daño al rey ni me he rebelado contra él, ¿por qué el rey me anda persiguiendo y quiere matarme? ¿Valgo acaso más que un perro muerto o una pulga? ¡Que Dios juzgue entre nosotros dos, y vea quién se está portando mal! ¡Que sea Dios quien me defienda del rey, pero yo jamás le haré daño! Bien dice el antiguo refrán, que «del malvado solo se puede esperar maldad»; por eso ¡yo nunca le haré daño al rey!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 »Que el Señor juzgue entre nosotros. Tal vez el Señor lo castigue por lo que intenta hacer, pero yo nunca le haré daño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Mira, padre mío, mira el trozo de tu manto que tengo en la mano. Cuando corté ese pedazo del manto, podría haberte matado. Reconoce entonces que no hay en mí ni malicia ni maldad; yo no te he hecho daño, tú en cambio me buscas para matarme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 ¡Juzgue YHVH entre tú y yo, y que YHVH me vengue de ti! Pero mi mano no será contra ti.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Mira, padre mío; mira en mi mano la orla de tu manto. Yo te la corté, pero no te maté. Reconoce y mira que no hay en mí maldad ni rebeldía. Yo no he pecado contra ti; no obstante, tú andas a la caza de mi vida para quitármela.

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1 Samuel 24:12
17 Referans Kwoze  

Entonces Saray dijo a Abrán: —Tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio. Recuerda que fui yo quien te la entregó. Ahora resulta que, como está embarazada, se siente superior a mí. Que Dios juzgue quién tiene razón en este caso.


Pongo ante nosotros, como juez, al Dios de Abrahán y Najor. Así lo juró Jacob en el nombre del Dios que su padre Isaac adoraba;


¡Tú me permitiste vengarme de mis enemigos! ¡Tú pusiste a los pueblos bajo mi dominio!


Al verlos, David salió a su encuentro y les dijo: —Si vuestras intenciones son buenas y venís para ayudarme, acepto de todo corazón que os unáis a mi tropa; pero si lo que queréis es traicionarme y entregarme a mis enemigos, siendo así que yo no soy ningún criminal, que el Dios de nuestros antepasados lo vea y os castigue.


Si yo estuviera en tu lugar, pondría mi caso en manos de Dios.


Salmo de David. Dios mío, ataca a los que me atacan, combate a los que me combaten.


Dios mío, tú sabes que soy inocente, defiéndeme de la gente infiel, que solo miente y hace lo malo.


Dios mío, tú eres el juez de la tierra; ¡hazte presente, entra en acción y castiga a los culpables! ¡Da su merecido a los soberbios!


y no busquéis la venganza, sino dejad que Dios se encargue de castigar a los malvados. Pues en las Escrituras Dios dice: «A mí me corresponde vengarme. Yo daré a cada cual su merecido».


Cuando lo insultaban, jamás contestaba con insultos y jamás amenazó a quienes le hicieron sufrir; al contrario, se puso en manos de Dios que es quien juzga a todos con justicia.


Decían con fuerte voz: —Dios todopoderoso, tú eres santo y siempre dices la verdad. ¿Cuándo nos harás justicia y vengarás la muerte que nos dieron los habitantes de la tierra?


Yo no os he hecho ningún mal. Sois vosotros los que estáis actuando mal al atacarnos. ¡Pero el Dios de Israel será el que juzgue entre vosotros y nosotros!


De Nayot, David se fue adonde estaba Jonatán y le preguntó: —¿De qué maldad se me acusa? ¿En qué le he ofendido a tu padre, para que quiera matarme?


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