1 Samuel 21:7 - Biblia Lenguaje Básico7 Como el sacerdote no tenía ninguna otra clase de pan, le dio a David el que había sido ofrecido a Dios y acababa de ser retirado del altar y sustituido por pan reciente. Gade chapit laPlis vèsyonBiblia Reina Valera 19607 Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl. Gade chapit laBiblia Nueva Traducción Viviente7 Aquel día estaba allí Doeg el edomita, jefe de los pastores de Saúl, que había sido detenido delante del Señor. Gade chapit laBiblia Católica (Latinoamericana)7 Entonces el sacerdote le dio pan consagrado porque no había más pan que los panes que se retiran de delante de Yavé para reemplazarlos por pan fresco el día en que se reponen. Gade chapit laLa Biblia Textual 3a Edicion7 Pero ese día se había detenido allí, delante de YHVH, uno de los siervos de Saúl llamado Doeg, edomita, jefe de los pastores de Saúl. Gade chapit laBiblia Serafín de Ausejo 19757 Dióle entonces el sacerdote pan sagrado, pues no había allí otra cosa que los panes de la presencia que habían sido retirados de delante de Yahveh, para colocar los panes recientes el día en que los otros tenían que ser reemplazados. Gade chapit la |
Sin embargo los israelitas estuvieron en guerra con los filisteos mientras Saúl fue rey de Israel. Por eso Saúl siempre tenía en su ejército a los jóvenes más fuertes y valientes. Además, Saúl combatió también a todos sus enemigos de alrededor: contra Moab, Amí, Edom, los reyes de Sobá, los filisteos y los amalecitas. Venció a todos sus enemigos, y alcanzó grandes triunfos. Así fue como libró a Israel de los pueblos que les robaban todo lo que tenían. Saúl tuvo tres hijos, que fueron Jonatán, Jisví y Malquisúa. También tuvo dos hijas; la mayor se llamaba Merab, y la menor, Mical. Su mujer se llamaba Ajinoán, y era hija de Ajimás. El general de su ejército se llamaba Abner y era hijo de Ner, tío de Saúl. El padre de Saúl y el padre de Abner eran hermanos.
David dijo también a Ajimélec: —¿Podrías prestarme alguna lanza o espada? Fue tan urgente la orden del rey, que no tuve tiempo de ir a por mi espada ni mis otras armas. —No tengo más que la espada de Goliat —contestó el sacerdote—. Es la espada del filisteo que mataste en el valle de Elá. Está allí, envuelta en tela, detrás del pectoral. Puedes llevártela, si quieres. —¡No hay otra mejor! —exclamó David—. Dámela. Aquel día estaba en el santuario un edomita llamado Doeg, que era el jefe de los pastores de Saúl.