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1 Samuel 2:12 - Biblia Lenguaje Básico

12-17 Los hijos de Elí eran unos malvados y no respetaban ni obedecían a Dios. Hacían cosas terribles con las ofrendas que la gente llevaba al santuario. Por ejemplo, la Ley de Dios decía que, al presentar las ofrendas, primero se debía quemar la grasa del animal y luego darle al sacerdote una porción de la carne. Sin embargo, cuando la gente apenas comenzaba a quemar la grasa, venía un sirviente de los hijos de Elí y le decía al que presentaba la ofrenda: —Dame la carne que le toca al sacerdote, para que yo se la prepare. Debo llevarla cruda porque el sacerdote no la quiere ya cocida. A veces alguien contestaba: —Déjame quemar primero la grasa, y luego te llevarás lo que gustes. Pero el sirviente le respondía: —Si no me la das ahora, me la llevaré por la fuerza. Muchas veces el sirviente llegaba con un tenedor, lo metía en la olla donde se estaba cocinando la carne, y todo lo que sacaba era para los hijos de Elí.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al Señor

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Los hijos de Helí eran unos desalmados, no respetaban a Yavé

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y los hijos de Elí eran hijos de Belial;° no tenían conocimiento de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Ahora bien, los hijos de Elí eran hombres perversos, que no reconocían a Yahveh

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1 Samuel 2:12
23 Referans Kwoze  

Haced también que dos testigos falsos declaren contra Nabot diciendo que ha maldecido a Dios y al rey. Luego sacadlo fuera y matadlo a pedradas.


luego hicieron venir a los dos testigos falsos que acusaron a Nabot de haber maldecido a Dios y al rey. A continuación sacaron a Nabot de la ciudad y lo mataron a pedradas.


Los sacerdotes nunca preguntaron por mí, los maestros de la Ley jamás me conocieron, los dirigentes pecaron contra mí, y los profetas no hablaron en mi nombre. Todos ellos siguieron a otros dioses que no sirven para nada, y en nombre de ellos hablaron.


Protegió al pobre y al necesitado, y por eso le fue bien en todo. ¡Eso sí que es conocerme!


Nadie confía en nadie, ni siquiera en su propio hermano, porque nadie dice la verdad. Todos desconfían de todos, porque entre hermanos se engañan y hasta entre amigos se mienten. ¡Están acostumbrados a mentir, y no se cansan de pecar! Es un pueblo que se niega a reconocerme como su Dios. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Por eso yo, el todopoderoso Dios de Israel, digo: Voy a hacer sufrir a mi pueblo, a ver si así cambia; ¿qué más puedo hacer con ellos?


Tus sacerdotes no respetan mi ley ni nada de lo que para mí es sagrado. No distinguen entre lo que es mío y lo que es de ellos, ni entre lo que me gusta y lo que me disgusta. Me desobedecen al no adorarme en sábado.


Y esto lo harán porque no me han conocido a mí, ni han conocido a mi Padre.


Y esta vida eterna consiste en que te conozcan a ti que eres el único Dios verdadero, y a mí, que soy el Mesías que tú enviaste al mundo.


En realidad, vosotros no le conocéis. Yo sí le conozco. Le conozco, y cumplo sus mandatos. Si dijera lo contrario, sería un mentiroso como vosotros.


ya que ha conocido a Dios, pero no lo respeta ni le da las gracias. No piensa más que en hacer lo malo y en puras tonterías.


Ni puede haber amistad entre Cristo y el diablo. El que es seguidor de Cristo no llama hermano al que no lo es.


Si en alguna de las ciudades que Dios os va a dar para que habitéis en ellas,


gente malvada hace que sus habitantes adoren a dioses desconocidos para vosotros,


Estaban pasando un rato agradable cuando, de pronto, unos hombres de la ciudad rodearon la casa y empezaron a golpear violentamente la puerta. Se trataba de unos hombres malvados que exigieron al dueño de la casa: —¡Qué salga el hombre que está de visita en tu casa! ¡Queremos tener relaciones sexuales con él!


Murieron también todos los israelitas de su época; por eso los que nacieron después no sabían nada acerca del Dios verdadero ni de lo que él había hecho en favor de los israelitas.


Pero algunos desconfiados decían burlándose: —¿Y este es el que va a salvarnos? Y como pensaban que Saúl no servía para rey, no le hicieron ningún regalo. A pesar de ello, Saúl no dijo nada.


Nuestro amo Nabal es tan malo que nadie se atreve a decirle nada. Así que mira a ver lo que puedes hacer porque David está decidido a causar la ruina de nuestro amo y de toda su familia.


Él sabía que sus hijos me ofendían gravemente, y no hizo nada para corregirlos. Así que voy a castigar a su familia, y nada ni nadie podrá evitarlo.


Samuel actuaba así porque aún no conocía la voz de Dios pues era la primera vez que Dios le hablaba.


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