Mardoqueo, el judío, llegó a ser la autoridad más importante del reino, después del rey Asuero. Todos los judíos lo reconocían como un gran hombre y le tenían un gran aprecio. Él se esforzaba en conseguir el bienestar de todos sus hermanos de raza, y en lograr que sus compatriotas disfrutaran de paz.
Los sacerdotes principales y los maestros de la Ley se dieron cuenta de que Jesús los estaba comparando con los hombres malvados que arrendaron la viña. Entonces quisieron apresar a Jesús en ese mismo instante, pero no se atrevieron porque tenían miedo del pueblo.
Siempre que Saúl enviaba a David a luchar contra los filisteos, David salía victorioso. Por eso Saúl lo puso como jefe de sus soldados. Esto le gustó mucho a todo el pueblo, incluso a los servidores de Saúl.