4 Y es que al saber que Saúl había destruido un cuartel filisteo, los israelitas pensaron que serían atacados por los filisteos; así que se reunieron en torno a Saúl en Guilgal.
4 Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.
4 Así que todo Israel oyó la noticia que Saúl había destruido la guarnición filistea en Geba y que ahora los filisteos odiaban a los israelitas más que nunca. Entonces todo el ejército israelita fue llamado para unirse a Saúl en Gilgal.
4 Saúl ordenó entonces que se tocara el cuerno en todo el país para decir: '¡Sépanlo los hebreos!' Y todo Israel supo la noticia: 'Saúl mató al jefe de los filisteos, Israel se ha vuelto odioso para los filisteos'. Inmediatamente se reunió el pueblo tras Saúl en Guilgal.
4 Y todo Israel oyó decir que Saúl había atacado la guarnición de los filisteos, y que también Israel se había hecho abominable ante los filisteos. Y el pueblo fue convocado en Gilgal para seguir a Saúl.
4 Y corrió por todo Israel la noticia: 'Saúl ha derrotado a la guarnición de los filisteos, de modo que Israel se ha hecho odioso a todos los filisteos'. Con este motivo, el pueblo se congregó en torno a Saúl en Guilgal.
No agradó a Jacob el comportamiento de sus hijos Simeón y Leví, y les dijo: —Con lo que habéis hecho, me habéis traído muchos problemas. Ahora los cananeos y los fereceos que habitan en esta tierra no van a querer ni verme. Nosotros somos pocos, y si la gente de esta tierra se une contra nosotros, acabarán por matarnos a todos.
responded que, lo mismo que vuestros antepasados, siempre habéis sido pastores. Así os dejará quedaros en la región de Gosen, a pesar de que los egipcios aborrecen el oficio de pastor de ovejas.
Al darse cuenta los amonitas de que David se había enfadado mucho con ellos, contrataron a los arameos de Rejob y Sobá para que les ayudaran a luchar contra David. También contrataron a mil hombres del rey Maacá y a doce mil hombres de Tob. Los arameos enviaron a veinte mil soldados, que tomaron posiciones en el campo junto con los soldados de Tob y Maacá. Por su parte, los amonitas salieron a la guerra y se colocaron en orden de batalla a la entrada de la ciudad. Informado de ello, David envió a la batalla a Joab, junto con todo su ejército y sus mejores soldados.
les dijeron: —¡Que Dios mire lo que habéis hecho y os castigue! Porque ahora el faraón y su gente nos odian más que antes. ¡Vosotros les habéis dado un pretexto para que nos maten!
Pero ahora, vete a Guilgal y espérame allí siete días. Cuando yo llegue presentaré a Dios sacrificios y ofrendas de paz; entonces te diré lo que tienes que hacer.
Por eso Aquís confiaba mucho en David, ya que pensaba: «Con lo que David está haciendo, los israelitas deben odiarlo mucho. Así que tendrá que estar siempre a mi servicio».