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1 Samuel 12:22 - Biblia Lenguaje Básico

22 Dios no os rechazará, pues su nombre quedaría deshonrado ante los demás pueblos. Además, él quiso que vosotros fuerais su pueblo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

22 Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 El Señor no abandonará a su pueblo, porque eso traería deshonra a su gran nombre. Pues le agradó al Señor hacerlos su pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Pero Yavé no abandonará a su pueblo porque sería desacreditar a su nombre, después de lo que ha hecho por su propio pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Porque YHVH no abandonará a su pueblo, debido a su gran Nombre; pues YHVH ha querido haceros pueblo suyo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Y Yahveh por amor de su gran nombre, no abandonará a su pueblo pues ha querido hacer de vosotros su pueblo.

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1 Samuel 12:22
49 Referans Kwoze  

Viviré en medio de los israelitas y nunca abandonaré a mi pueblo Israel.


¡Pidamos a nuestro Dios que esté con nosotros como estuvo con nuestros antepasados! ¡Que no nos abandone!


Incluso a los pocos que queden de mi pueblo los destruiré y los entregaré como presa y botín de sus enemigos.


—Salomón, hijo mío, reconoce que el Dios de tu padre es el verdadero Dios y sírvelo con todo tu corazón y de buena gana. Porque Dios conoce las intenciones de todos y penetra los pensamientos más íntimos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre.


Se olvidaron de los milagros que tú hiciste en su favor. Fueron desobedientes y nombraron a un jefe para que los llevara a Egipto, de vuelta a la esclavitud. Luego hicieron un toro de metal y dijeron que ese era su dios, el dios que los sacó de Egipto. Pero tú no los abandonaste, pues eres tierno y compasivo, y siempre estás dispuesto a perdonar. No te enfadas con facilidad, y es tanto tu amor que en ti se puede confiar.


Pero él los salvó para honrar su nombre y para que vieran su gran poder.


Tú, Dios mío, nunca abandonas a tu pueblo, jamás te desentiendes de los tuyos.


¡No te enfades! ¡No destruyas a tu pueblo! No permitas que los egipcios se burlen de ti, y digan: «Dios los ha engañado, pues los sacó para matarlos en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra».


Dios protegerá esta ciudad, por amor a sí mismo y por amor a David, que le fue fiel en todo.


Cuando los pobres tengan sed, y con la lengua reseca busquen agua y no la encuentren, yo vendré a rescatarlos y no los abandonaré. Yo soy el Dios de Israel.


Llevaré a los ciegos por caminos que nunca antes conocieron; los guiaré por senderos que nunca antes transitaron; haré que delante de ellos las tinieblas se conviertan en luz. Convertiré los caminos rocosos en sendas totalmente llanas. Todo esto voy a hacerlo porque no he abandonado a mi pueblo.


Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más de todas tus rebeldías.


Yo los he creado para que me adoren y me canten alabanzas".


Lo hice por respeto a mí mismo y para salvar mi honor. Porque mi nombre debe ser siempre respetado. Y no daré a otro mi honor.


Pero Dios respondió: «Jerusalén, ¿acaso puede una madre olvidar o dejar de amar a su hijo? Y aunque ella lo olvidara, yo no me olvidaré de ti.


Dios había dicho: «Ellos son mi pueblo, son mis hijos fieles». Por eso Dios los salvó de todos sus males. No fue un enviado suyo el que los salvó, sino el mismo Dios en persona. Él los libró por su amor y su misericordia; los llevó en sus brazos, como lo había hecho en el pasado.


Demuestra que eres fiel y no nos rechaces. ¡Cumple el pacto que hiciste con nosotros y no deshonres tu trono!


Jeremías dijo: Dios mío, ¿por qué actúas en nuestro país como si estuvieras de paso? Te portas como un viajero que solo se queda a pasar la noche. Admitimos que hemos sido infieles y que son muchos nuestros pecados; ¡demuestra que tú sí eres fiel y ven pronto a ayudarnos! Tú eres nuestra única esperanza; ¡eres la salvación de Israel en momentos de angustia!


Dios de Israel, todos saben que somos tuyos, y que vives con nosotros. ¡No nos abandones! ¡No des la impresión de que eres un guerrero sin fuerzas, incapaz de salvar a nadie!


¿Por qué te olvidas de nosotros y nos abandonas tanto tiempo?


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los que vivían los israelitas. Y es que, en presencia de esos pueblos, yo me había comprometido a sacarlos de Egipto.


Y todo, Padre, porque tú lo has querido así.


No fuisteis vosotros los que me elegisteis; fui yo quien os eligió a vosotros. Os he escogido para que vayáis y deis fruto y ese fruto sea duradero. Así, mi Padre os dará lo que le pidáis en mi nombre.


Entonces me pregunto: ¿Será que Dios ha rechazado al pueblo que él mismo eligió? ¡Claro que no! Dios no ha rechazado a los judíos, a quienes eligió desde el principio de la creación. Yo mismo soy israelita; soy descendiente de Abrahán y pertenezco a la tribu de Benjamín. Como bien sabéis, hay en las Escrituras un relato, en donde Elías se queja a Dios acerca del pueblo de Israel,


Él no da regalos para luego quitarlos, ni se olvida de las personas que ha elegido.


No hay nada que os haga más importantes que otros. Todo lo que tenéis, lo habéis recibido de Dios. Y si todo se lo debéis a él, ¿por qué presumís, como si vosotros solos lo hubierais conseguido?


Dios quiso que nosotros, los judíos, fuéramos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que lo alabemos por su gran poder.


Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su inmensa grandeza y por la gracia que derramó sobre nosotros por medio de su amado Hijo.


sois el pueblo que Dios eligió de entre todos los pueblos de la tierra y le pertenecéis.


Entonces yo me llenaré de ira contra ellos y los dejaré solos; en vez de cuidarlos, les enviaré muchos castigos y sufrimientos. Y tendrán que admitir que todos esos males han caído sobre ellos porque yo no estoy ya en medio de ellos.


Sed fuertes y valientes, pues Dios luchará a vuestro favor; no tengáis miedo de esos países, porque Dios está con vosotros y no os abandonará.


Dios mismo será tu guía y te ayudará en todo; él jamás te abandonará. ¡No tengas miedo ni te acobardes!


Vosotros sois un pueblo apartado especialmente para Dios. Él os eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fuerais el pueblo de su propiedad.


Dios empezó el buen trabajo en vosotros, y estoy seguro de que lo irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo vuelva.


No viváis preocupados por tener más dinero. Estad contentos con lo que tenéis, porque Dios ha dicho en la Escritura: «Nunca te abandonaré».


Cuando lo sepan los cananeos y todos los que allí viven, nos atacarán y acabarán con nosotros. ¿Qué harás entonces para que no digan que fuiste incapaz de proteger a tu pueblo?


Pero vosotros «sois miembros escogidos de la familia de Dios, sois sacerdotes y reyes, sois su pueblo. Para que anunciarais su grandeza», Dios mismo os sacó de la oscuridad del pecado y os hizo entrar en su luz maravillosa.


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