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1 Samuel 10:27 - Biblia Lenguaje Básico

27 Pero algunos desconfiados decían burlándose: —¿Y este es el que va a salvarnos? Y como pensaban que Saúl no servía para rey, no le hicieron ningún regalo. A pesar de ello, Saúl no dijo nada.

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Biblia Reina Valera 1960

27 Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar este? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

27 Sin embargo, había unos sinvergüenzas que se quejaban: «¿Cómo puede este hombre salvarnos?». Y lo despreciaban y se negaban a llevarle regalos; pero Saúl no les hizo caso. [Nahas, rey de los amonitas, había estado oprimiendo gravemente a los habitantes de Gad y de Rubén que vivían al oriente del río Jordán. Les sacó el ojo derecho a todos los israelitas que vivían allí, y no permitía que nadie viniera a rescatarlos. De hecho, de todos los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, no había uno solo a quien Nahas no le hubiera sacado el ojo derecho. Pero había siete mil hombres que habían escapado de los amonitas y se habían establecido en Jabes de Galaad].

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Biblia Católica (Latinoamericana)

27 Pero hubo gente malvada que dijo: '¡Qué nos va a librar ése!' Lo despreciaron y no le ofrecieron ningún regalo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

27 Pero algunos hijos de Belial dijeron: ¿Qué? ¿Éste nos va a salvar? Y lo menospreciaron, y no le llevaron presente alguno; pero él disimuló.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

27 Algunos hombres perversos dijeron: '¿Cómo nos va a salvar éste?'. Lo despreciaron y no le ofrecieron ningún presente. Pero él no se dio por enterado.

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1 Samuel 10:27
21 Referans Kwoze  

Allí en Guilgal estaba Sebá, hijo de Bicrí, que era de la tribu de Benjamín. Como Sebá era un malvado, tocó la trompeta y dijo: —¡Israelitas, regresemos a nuestras casas! ¡No tenemos nada que ver con David, ni ganamos nada con seguirlo!


También derrotó a los moabitas. Hizo que se tendieran en tierra formando una fila, y de cada tres soldados mataba a dos y al tercero le perdonaba la vida. Así fue como los moabitas tuvieron que reconocer a David como su rey, y pagarle impuestos.


así que cada año le llevaban regalos de oro y plata, ropas, perfumes, caballos y mulas.


Salomón dominaba todos los reinos que había entre el río Éufrates y el país de los filisteos, hasta la frontera con Egipto. Ejercía su dominio sobre todos los reyes que había al oeste del río Éufrates, desde Tifsaj hasta Gaza. Todos estos reyes pagaban impuestos a Salomón y estuvieron sometidos a él durante toda su vida. Ello hizo que Salomón viviera en paz con todos los países de alrededor. Para atender a las necesidades de Salomón y su corte se necesitaban cada día seis mil seiscientos kilos de harina fina, trece mil doscientos kilos de harina corriente, cien ovejas, diez toros de los más gordos y otros veinte alimentados con hierba, además de los correspondientes ciervos, gacelas, corzos y aves bien gordas.


Los que quieren matarme me ponen trampas; los que buscan mi mal amenazan con destruirme, ¡no hay un solo momento en que no hagan planes contra mí!


¡Que le paguen impuestos los reyes de Tarsis y los más lejanos países; que le traigan regalos los reyes de Arabia y Etiopía.


No hagas caso de los chismes, y así no te enterarás de que tu empleado habla mal de ti;


La gente se quedó callada, porque el rey les había ordenado no contestar.


Cuando entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y se arrodillaron para adorarlo. Abrieron los tesoros y le regalaron al niño oro, incienso y mirra.


El mismo Moisés a quien los israelitas rechazaron diciendo: «¿Quién te ha nombrado nuestro jefe o nuestro juez?», Dios mismo le convirtió en jefe y libertador de su pueblo. Esto lo hizo por medio del ángel que se le apareció a Moisés en la zarza.


Si en alguna de las ciudades que Dios os va a dar para que habitéis en ellas,


Entonces algunos del pueblo dijeron a Samuel: —¿Dónde están esos que no querían que Saúl fuera nuestro rey? Traedlos aquí que los vamos a matar.


Pero Saúl dijo: —En un día como este no vamos a matar a nadie, porque hoy Dios nos ha librado de nuestros enemigos.


Jesé envió a Saúl a su hijo David, aprovechando la ocasión para enviarle también como regalo, un burro cargado con pan, un recipiente de cuero lleno de vino, y un cabrito.


Los hijos de Elí eran unos malvados y no respetaban ni obedecían a Dios. Hacían cosas terribles con las ofrendas que la gente llevaba al santuario. Por ejemplo, la Ley de Dios decía que, al presentar las ofrendas, primero se debía quemar la grasa del animal y luego darle al sacerdote una porción de la carne. Sin embargo, cuando la gente apenas comenzaba a quemar la grasa, venía un sirviente de los hijos de Elí y le decía al que presentaba la ofrenda: —Dame la carne que le toca al sacerdote, para que yo se la prepare. Debo llevarla cruda porque el sacerdote no la quiere ya cocida. A veces alguien contestaba: —Déjame quemar primero la grasa, y luego te llevarás lo que gustes. Pero el sirviente le respondía: —Si no me la das ahora, me la llevaré por la fuerza. Muchas veces el sirviente llegaba con un tenedor, lo metía en la olla donde se estaba cocinando la carne, y todo lo que sacaba era para los hijos de Elí.


Nuestro amo Nabal es tan malo que nadie se atreve a decirle nada. Así que mira a ver lo que puedes hacer porque David está decidido a causar la ruina de nuestro amo y de toda su familia.


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