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1 Reyes 9:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Cuando Salomón terminó de construir el Templo de Dios, su propio palacio y todo lo que quiso edificar,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Jehová, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Así que Salomón terminó de construir el templo del Señor y también el palacio real. Llevó a cabo todo lo que había pensado hacer.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Cuando Salomón hubo terminado la Casa de Yavé, el palacio real y todo cuanto quiso construir,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Sucedió que cuando Salomón hubo acabado la obra de la Casa de YHVH, de la casa real, y todo lo que había deseado hacer,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después que Salomón terminó de edificar el templo de Yahveh, el palacio real y todo cuanto se había propuesto hacer,

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1 Reyes 9:1
18 Referans Kwoze  

Salomón se casó con la hija del faraón y la llevó a vivir en la parte más antigua de Jerusalén, conocida como Ciudad de David. Mientras tanto, él se dedicó a terminar de construir su palacio, el Templo de Dios y la muralla que rodeaba toda la ciudad.


El Templo se comenzó a construir en el mes de Ziv, durante el cuarto año del reinado de Salomón.


Salomón construyó su propio palacio, y lo terminó en trece años.


También edificó el palacio llamado «Bosque del Líbano». Lo hizo de cuarenta y cinco metros de largo, veintidós metros y medio de ancho, y trece metros y medio de alto. Le puso una cubierta de madera de cedro, sostenido por cuarenta y cinco vigas de cedro. Las vigas estaban distribuidas en tres grupos de quince vigas cada uno y se apoyaban sobre cuatro hileras de columnas de cedro.


De este modo se terminaron todos los trabajos que Salomón mandó hacer para el Templo de Dios. Después llevó todos los utensilios de oro y de plata que su padre David había reservado para Dios y los guardó en el lugar donde estaban los tesoros del Templo de Dios.


Al octavo día, terminada la fiesta, Salomón despidió al pueblo. Los israelitas bendijeron al rey y regresaron a sus casas. Iban contentos y felices por todo el bien que Dios había hecho a su siervo David y al pueblo de Israel.


Salomón tardó veinte años en construir el Templo de Dios y su palacio. Para edificarlos, Jirán, el rey de Tiro, le dio a Salomón toda la madera de cedro y de pino, y todo el oro que quiso. En total, le dio tres mil novecientos sesenta kilos de oro. Por eso, cuando terminó la construcción, Salomón entregó a Jirán veinte ciudades de la región de Galilea. Pero cuando Jirán fue a ver las ciudades que Salomón le había dado, no le gustaron. Así que le dijo: —Yo pensé que eras mi amigo. Estas ciudades que me diste no valen nada. Por eso las llamó «Tierra de Kabul» —es decir, «tierra de nada»—, y ese es el nombre que tiene hasta el momento presente.


Además, reconstruyó las ciudades donde se guardaban los alimentos y las ciudades donde se guardaban los carros de guerra. También reconstruyó los cuarteles de caballería. Todo lo que Salomón planeó construir en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio que gobernaba, lo llevó a cabo.


En cuanto Salomón terminó de orar, cayó fuego del cielo y quemó por completo las ofrendas y los sacrificios. Luego, la presencia misma de Dios llenó el Templo,


Cuando Salomón terminó con éxito todo lo que había planeado en relación con la construcción del Templo de Dios y de su propio palacio,


Salomón tardó veinte años en construir el Templo de Dios y su palacio. Además, conquistó el poblado de Jamat, en la región de Sobá. También reconstruyó las ciudades que el rey Jirán le había dado, y se las dio a los israelitas para que vivieran allí. Salomón obligó a trabajar a todos los descendientes de los amorreos, hititas, fereceos, jeveos y jebuseos que habían quedado en el país y que los israelitas dejaron con vida. Estos, al no ser israelitas, han seguido trabajando como esclavos hasta el momento presente. Pero a los israelitas no los obligó a trabajar como esclavos, sino que ellos eran soldados, oficiales, jefes, capitanes, jinetes y conductores de carros de guerra. Salomón tenía doscientos cincuenta capataces encargados de dirigir a los que trabajaban en sus obras. Ellos construyeron todo lo que el rey quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en todo su territorio. Estas son algunas de las obras que realizaron: La ciudad de Tadmor en el desierto. Las ciudades de Jamat, que al igual que muchas otras, usaba Salomón para guardar alimentos. Bet Horón de arriba, y Bet Horón de abajo. Las ciudades fortificadas con muros, puertas y barras. El poblado de Baalat. Las ciudades en donde Salomón guardaba los carros de combate. Los cuarteles de caballería.


Hice todo lo que quise y no me privé de ninguna alegría. Disfruté plenamente de todos mis trabajos y esa fue mi recompensa.


Así que me dediqué a realizar grandes obras: construí mis propias casas, planté mis propios viñedos,


Por eso, «más vale contentarse con lo que uno ve que desear lo imposible». Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento.


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