En respuesta, Asá tomó todo el oro y la plata que había en los tesoros del Templo y del palacio del rey y por medio de sus servidores se lo envió a Benadad, rey de Siria. Este vivía en la ciudad de Damasco y era hijo de Tabrimón y nieto de Jezyón. Junto con el oro y la plata, Asá mandó este mensaje a Benadad:
El rey de Siria que se llamaba Benadad, reunió a todo su ejército y a otros treinta y dos reyes aliados suyos que trajeron sus caballos y carros de combate. Todos juntos se dirigieron a la ciudad de Samaría, la rodearon y la atacaron.
Senaquerib decidió atacar Libná porque se enteró de que el rey Tirhacá de Etiopía había salido a luchar contra él. Entonces mandó de nuevo este mensaje a Ezequías: