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1 Reyes 2:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Dios me ha prometido que si mis hijos se portan bien y le son fieles en todo, el trono de Israel será siempre ocupado por mis descendientes. Así que pórtate bien para que Dios cumpla su promesa.

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Biblia Reina Valera 1960

4 para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Si lo haces, el Señor cumplirá la promesa que me hizo cuando me dijo: “Si tus descendientes viven como debe ser y me siguen fielmente, con todo el corazón y con toda el alma, siempre habrá uno de ellos en el trono de Israel”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 y Yavé mantendrá la palabra que me dijo: Si tus hijos vigilan su comportamiento, si caminan delante de mí sinceramente con todo su corazón y con toda su alma, tendrás siempre un descendiente en el trono de Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 a fin de que YHVH cumpla su palabra que habló acerca de mí, diciendo: Si tus hijos guardan sus caminos andando delante de mí con fidelidad, con todo su corazón y con toda su alma, jamás te faltará° varón sobre el trono de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Y así cumplirá Yahveh la palabra que me dio cuando me dijo: 'Si tus hijos siguen su camino para andar en mi presencia con fidelidad, con todo su corazón y toda su alma, no te faltará varón sobre el trono de Israel'.

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1 Reyes 2:4
40 Referans Kwoze  

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, Dios se le apareció y le dijo: —Yo soy el Dios todopoderoso. Obedéceme siempre y pórtate con honradez.


Para eso lo he elegido, para que ordene a sus hijos y a toda su familia que me obedezcan y hagan lo que es bueno y justo. Si Abrahán lo hace así, yo cumpliré todo lo que le he prometido».


Yo te pido, Dios mío, que cumplas en mis descendientes estas promesas que nos acabas de hacer.


diciendo: «¡Bendito sea el Dios de Israel, que me permitió ver a uno de mis hijos sentado en mi trono!».


Dejaré que el hijo de Salomón reine sobre una tribu, para que siempre haya alguien de la familia de David que reine en Jerusalén, la ciudad que elegí para habitar y ser adorado en ella.


Y si me obedeces en todo, como lo hizo tu padre, vivirás muchos años.


Salomón amaba a Dios y seguía las instrucciones que le había dado su padre David. Sin embargo, también él ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los santuarios de las colinas.


—¡Tú has decidido construir este Templo! Pues bien, quiero recordarte que si obedeces todos mis mandamientos, yo cumpliré lo que le prometí a tu padre David y te ayudaré.


oró así: —Dios de Israel, ni en el cielo ni en la tierra hay otro que se pueda comparar contigo. Tú cumples tu pacto y amas profundamente a los que te obedecen de corazón.


—Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido leal contigo y he procurado agradarte en todo. Luego Ezequías rompió a llorar lleno de tristeza.


Ni antes ni después hubo otro rey como Josías, que se apartara del mal y obedeciera a Dios con todo su corazón y con todas sus fuerzas, cumpliendo fielmente la ley de Moisés.


Después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer con total lealtad todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en aquel libro. Y el pueblo se comprometió a hacer lo mismo.


—Salomón, hijo mío, reconoce que el Dios de tu padre es el verdadero Dios y sírvelo con todo tu corazón y de buena gana. Porque Dios conoce las intenciones de todos y penetra los pensamientos más íntimos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre.


Solo obedeciendo tu palabra pueden los jóvenes portarse rectamente.


Los que Dios ha bendecido vivirán en la tierra prometida, pero los que él ha maldecido serán aniquilados.


Los malvados serán destruidos, pero los que esperan en Dios recibirán la tierra prometida.


Salmo de David. Instrucciones para Jedutún, el maestro del coro.


En Israel siempre habrá un rey de la familia de David.


Obedeced fielmente mis leyes,


Jesús le respondió: —El primer mandamiento y el más importante es el que dice así: «Ama a tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con todo lo que piensas».


Elisabet y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos los mandamientos de Dios.


¿Qué espera Dios de vosotros? Pues simplemente que lo respetéis y obedezcáis, y que lo améis y adoréis con todo vuestro ser.


Por lo tanto, si cumplís los mandamientos que hoy os he dado, y amáis y adoráis a Dios con todas vuestras fuerzas y con todo vuestro ser,


Ama a tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con todas tus fuerzas.


Si cumplís siempre todas estas enseñanzas, Dios también cumplirá las buenas promesas del pacto que hizo con vuestros antepasados.


Dios puede protegeros para que no hagáis el mal y también tiene poder para que podáis presentaros ante su gloriosa presencia sin mancha y llenos de alegría.


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