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1 Reyes 14:9 - Biblia Lenguaje Básico

9 En cambio tú te has comportado peor que todos los reyes anteriores, te has fabricado dioses y otras imágenes de metal traicionándome y provocando mi ira.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 sino que hiciste lo malo sobre todos los que han sido antes de ti, pues fuiste y te hiciste dioses ajenos e imágenes de fundición para enojarme, y a mí me echaste tras tus espaldas;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Tú has hecho cosas más malignas que todos los que vivieron antes de ti. Te has hecho otros dioses y me has enfurecido con tus becerros de oro. Como me has dado la espalda,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Tú has actuado peor que todos los anteriores a ti, te has hecho otros dioses, ídolos de metal que sólo me irritan y me has dejado tirado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 sino que has hecho lo malo más que todos los que te precedieron, y has ido y te has hecho otros dioses, y has fundido imágenes para provocarme a ira, y me has dado la espalda;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 sino que has obrado peor que todos los que te han precedido: te has fabricado dioses ajenos e imágenes fundidas, y así has provocado mi ira y me has vuelto las espaldas.

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1 Reyes 14:9
42 Referans Kwoze  

Después de preguntar a sus consejeros, Jeroboán decidió hacer dos becerros de oro. Entonces dijo al pueblo: —Israelitas, ya habéis ido bastante a Jerusalén. Aquí tenéis a los dioses que os sacaron de Egipto.


Los habitantes de Judá desobedecieron a Dios y pecaron mucho más que sus antepasados, provocando así la ira de Dios.


y empezó su reinado matando a toda la familia de Jeroboán. No dejó a nadie con vida. De esta manera se cumplió lo que Dios había dicho por medio del profeta Ajías de Siló.


Ese fue el castigo que recibió Jeroboán por haber pecado contra Dios y haber hecho pecar a Israel, provocando así la ira de Dios.


Basá desobedeció a Dios y cometió los mismos pecados con los que Jeroboán había hecho pecar a Israel.


Omrí desobedeció a Dios y cometió pecados aún más graves que los que habían cometido todos los reyes anteriores.


Ajab desobedeció a Dios y cometió más pecados que todos los reyes anteriores.


Y no solo imitó la mala conducta de Jeroboán, hijo de Nabat, sino que se casó con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y terminó adorando a Baal.


También hizo una imagen de la diosa Astarté, con lo que provocó la ira del Dios de Israel mucho más que todos los reyes anteriores.


Reconstruyó los santuarios locales que su padre Ezequías había destruido, hizo imágenes de la diosa Astarté y edificó altares para dar culto a Baal. También siguió el mal ejemplo del rey Ajab y adoró a todos los astros del cielo.


Sin embargo, Dios seguía enfadado contra Judá a causa de los pecados con que Manasés lo había ofendido.


Sin embargo, Jorán cometió los mismos pecados que Jeroboán, hijo de Nabat, quien hizo pecar a los israelitas.


Puso la imagen de un ídolo en el Templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, y se hizo amigo de brujos y espiritistas. También hizo quemar a su hijo como un sacrificio en el valle de Ben Hinón. Su comportamiento fue tan malo, que Dios se enfureció con él. Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «Entre todas las tribus de Israel, he elegido a Jerusalén y este Templo como lugar donde se invoque mi nombre para siempre.


Israel conquistó tierras fértiles y poderosas ciudades; tomó casas llenas de riqueza, pozos de agua y viñedos, olivares y árboles frutales. Nuestros antepasados comieron hasta hartarse, engordaron y disfrutaron de tu gran bondad.


Pero luego fueron desobedientes y se rebelaron contra ti; mataron a tus profetas que les invitaban a arrepentirse. ¡No obedecieron tu ley y te ofendieron gravemente!


Con esas malas acciones enfurecieron a Dios que les mandó un terrible castigo.


pues no quieres que te corrija ni tomas en cuenta mis palabras.


Muchas veces, en el desierto, se rebelaron contra Dios y lo hicieron ponerse triste.


Pero pusieron a Dios a prueba: se rebelaron contra el Dios altísimo y desobedecieron sus mandatos;


Dios se puso muy furioso y rechazó del todo a Israel; se sintió traicionado por los israelitas, pues adoraron a dioses falsos y les construyeron santuarios.


No os fabriquéis estatuas de dioses falsos con metal fundido.


Demuestras tu gran amor a miles de personas, pero también castigas a los hijos por el pecado de sus padres. ¡Tú eres grande y poderoso! ¡Por eso te llaman Dios del universo!


Los niños recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer panes y ofrecerlos a la que llaman «Reina del Cielo». Además, las ofrendas que presentan a otros dioses son un insulto para mí.


Pero nadie me ha obedecido ni prestado atención, sino que todos han sido peores que sus antepasados.


Y también te digo que por haberme olvidado y haberme dado la espalda, tendrás que sufrir las consecuencias de tu desvergüenza y tu conducta de prostituta.


Entonces Dios me dijo: —¿Has visto, Ezequiel, hombre mortal? Parece que el pueblo de Judá no se conforma con cometer tantas acciones odiosas aquí en el Templo. También ha llenado de violencia a todo el país y no hacen más que enfurecerme. ¡Y para colmo, me obligan a oler los ramos malolientes con que adoran a su ídolo!


Esa figura extendió lo que parecía ser una mano y me agarró por el pelo. Entonces una fuerza dentro de mí me levantó por los aires y me llevó a Jerusalén; una vez allí, me dejó a la entrada de la puerta interior, que da al norte. Allí habían colocado el ídolo que provoca la ira de Dios, pero allí también estaba la gloria del Dios de Israel, tal y como antes lo había visto en el valle.


No adoréis a dioses falsos, ni os fabriquéis ídolos de metal fundido. Yo soy vuestro Dios.


¿O es que queréis provocar la ira de Dios? Pues debéis saber que no somos más fuertes que Dios.


Os habéis inventado un dios falso para provocar mis celos; pues bien, ahora seré yo quien provoque vuestros celos; os cambiaré por otro pueblo de gente insensata que ni siquiera son un pueblo.


¡Desde el día mismo en que os conocí, habéis sido siempre tercos y rebeldes!


Dios mío, cuando nos enviaste la guerra por haber adorado a otros dioses, de entre cuarenta mil soldados no se levantó ningún valiente.


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