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1 Reyes 13:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 Por aquellos días vivía en Betel un anciano que también era profeta. Sus hijos fueron y le contaron todo lo que el profeta de Judá había hecho ese día en Betel, y lo que le había dicho al rey.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Moraba entonces en Bet-el un viejo profeta, al cual vino su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-el; le contaron también a su padre las palabras que había hablado al rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Sucedió que había un profeta anciano que vivía en Betel y sus hijos fueron a contarle lo que el hombre de Dios había hecho en Betel ese día. También le contaron a su padre lo que el hombre le había dicho al rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Había en Betel un viejo profeta, cuyos hijos le fueron a contar todo lo que el hombre de Dios había hecho ese día en Betel; repitieron a su padre todas las palabras que ese hombre había dicho al rey.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero había un profeta anciano que habitaba en Bet-’El, a quien fue su hijo y le contó todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Bet-’El; también contaron a su padre las palabras que había hablado al rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Residía entonces en Betel un profeta anciano. Fueron sus hijos a contarle todo lo que el varón de Dios había hecho aquel día en Betel, así como las palabras que había dirigido al rey. Al terminar de contárselas a su padre,

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1 Reyes 13:11
13 Referans Kwoze  

El profeta se fue por otro camino, distinto del que había usado para ir a Betel.


El anciano profeta preguntó a sus hijos por qué camino se había marchado el profeta de Judá.


Al rato unos hombres pasaron por allí, y vieron el cuerpo del profeta tirado en el camino y al león junto al cadáver. Entonces fueron a la ciudad donde vivía el anciano profeta y contaron lo que habían visto.


Entonces Josías ordenó: —Dejadla como está y que nadie toque sus huesos. Así que no desenterraron los huesos del profeta de Judá, ni los del profeta de Samaría, que estaba enterrado junto a él.


¿Dónde están esos profetas de Israel que le daban falsos mensajes a Jerusalén? ¿Dónde están los que aseguraban que todo estaba bien, cuando en realidad todo estaba mal? Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


—Hay profetas que anuncian a Israel mensajes que ellos mismos han inventado. Por eso, vete y diles de mi parte lo siguiente: ¡Que mal os va a ir, profetas insensatos que inventáis mensajes sin que yo os los haya comunicado!


Y cuando vio a todo el pueblo de Israel en sus tiendas de campaña, el espíritu de Dios se apoderó de él,


Cuando llegue el día en que Dios juzgue a todo el mundo, muchos me dirán: «Señor, Señor, nosotros hemos anunciado de tu parte el mensaje a otras personas. En tu nombre hemos expulsado demonios y también hemos hecho milagros».


Porque si no puede gobernar a su propia familia, tampoco podrá gobernar a la Iglesia de Dios.


Pero precisamente por eso, una burra le regañó: le habló con voz humana y no le dejó seguir haciendo esas tonterías.


La gente que lo conocía y lo veía profetizar en compañía de aquellos profetas, empezó a decir: —¿Qué le pasa al hijo de Quis? ¿Es que hasta Saúl es profeta? Y esos profetas ¿de dónde son? Así fue como nació el dicho: «¡Hasta Saúl es profeta!».


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