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1 Juan 2:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 En cuanto a vosotros, poseéis la unción que viene del Espíritu Santo y lo conocéis todo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pero ustedes no son así, porque el Santo les ha dado su Espíritu, y todos ustedes conocen la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero ustedes tienen esa unción que viene del Santo, por lo que todos tienen ya conocimiento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Vosotros, en cambio, tenéis unción recibida del Santo, y todos tenéis conocimiento.

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1 Juan 2:20
28 Referans Kwoze  

¡Tú no me dejarás morir ni me abandonarás en el sepulcro, pues soy tu fiel servidor!


Para envidia de mis enemigos, tú me ofreces un banquete y me llenas de felicidad; ¡me das un trato especial!


Tu reinado, como el de Dios, durará para siempre, usarás tu poder para defender la justicia.


Tú, el Dios Santo de Israel, eres un Dios fiel. Por eso te cantaré himnos acompañado de la cítara y el arpa.


¡Tus enemigos serán destruidos! ¡Todos los malhechores perecerán!


Los malvados no entienden nada acerca de la justicia, pero los que buscan a Dios lo entienden todo.


porque yo soy tu Dios y te pondré a salvo. Yo soy el Dios Santo de Israel. Israel, yo te amo; tú vales mucho para mí. Para salvarte y hacer que fueras mi pueblo, tuve que pagar un alto precio, tuve que entregar a naciones enteras, como Sabá, Etiopía y Egipto con todos sus habitantes.


El espíritu de Dios está sobre mí, porque Dios me eligió y me ha enviado para dar buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos, y para anunciar a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad.


Ya no hará falta que unos sean maestros de otros, y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo. Yo les perdonaré todas sus maldades, y nunca más me acordaré de sus pecados. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Desde el día en que Moisés consagró a Aarón y a sus hijos como sacerdotes del Dios de Israel, quedó establecido que esta parte de las ofrendas que se presentan en honor de Dios sería siempre para ellos.


Jesús les dijo: —A vosotros os he explicado los secretos del reino de Dios, pero no a los demás.


El espíritu gritó a Jesús: —¡Jesús de Nazaret! ¿Qué tienes contra nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo te conozco. ¡Tú eres el Hijo de Dios!


El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me ha elegido para dar buenas noticias a los pobres. Dios me ha enviado a anunciar libertad a los prisioneros, a devolver la vista a los ciegos, a rescatar a los que son maltratados


—¡Jesús de Nazaret! ¿Qué tenemos que ver contigo? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo sé quién eres tú. ¡Eres el Hijo de Dios!


El Abogado defensor, es decir el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os enseñará todas las cosas y hará que recordéis todo lo que yo os he dicho.


Cuando venga el Espíritu de la verdad, él os guiará hasta que lleguéis a poseer la verdad completa. Él no hablará por su propia cuenta, sino que os dirá lo que haya escuchado y os anunciará lo que va a pasar.


Me estoy refiriendo a Jesús de Nazaret a quien Dios le dio el poder del Espíritu Santo. Como Dios estaba con él, Jesús hizo siempre el bien y curó a todos los que vivían bajo el poder del diablo.


Vosotros rechazasteis a Jesús y pedisteis a Pilato que dejara libre a un asesino.


En cambio, los que lo tienen, todo lo pueden juzgar sin que ellos estén sujetos al juicio de nadie.


Te agrada lo bueno, y rechazas el mal. Por eso tu Dios te ha llenado de alegría escogiéndote como su favorito entre todos tus compañeros».


Ya no hará falta que unos sean maestros de otros y que les enseñen a conocerme, porque todos me conocerán, desde el más joven hasta el más viejo.


Pero vosotros tenéis al Espíritu Santo, que habéis recibido de Cristo y no necesitáis que nadie os enseñe, pues el Espíritu de Dios os enseña todo ya que de él procede la verdad y no la mentira. Por eso, seguid las enseñanzas del Espíritu Santo y manteneos siempre unidos a Cristo.


Sabemos que estamos íntimamente unidos a Dios porque él nos ha dado su Espíritu.


Aunque ya lo sabéis, quiero recordaros que Dios, después de sacar de Egipto al pueblo de Israel, destruyó a los que no creyeron en él.


Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Yo soy el Santo, el que dice la Verdad. Yo tengo en mi poder la llave de David. Cuando abro una puerta, nadie puede volver a cerrarla; y cuando la cierro, nadie puede volver a abrirla. Escucha lo que te voy a decir:


Cada uno de estos seres vivientes tenía seis alas y estaban llenos de ojos, por fuera y por dentro, y no dejaban de cantar de día y de noche: —Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que existe, ha existido y está a punto de llegar.


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