1 Crónicas 3:10 - Biblia Lenguaje Básico

^10-24 Estos son los reyes que fueron descendientes de Salomón: Roboán, Abías, Asá, Josafat, Jorán, Ocozías, Joab, Amasías, Azarías, Jotán, Ajaz, Ezequías, Manasés, Amón y Josías. Josías tuvo cuatro hijos: Jonatán, Joacín, Sedecías y Salún. Joacín tuvo dos hijos: Jeconías y Sedecías. Jeconías tuvo siete hijos en el destierro: Sealtiel, Malquirán, Pedaías, Senasar, Jecamías, Hosamá y Nedabías. Pedaías tuvo dos hijos: Zorobabel y Simeí. Zorobabel tuvo dos hijos y una hija: Mesulán, Jananías y Selomit. Mesulán, a su vez tuvo cinco hijos: Jasubá, Ohel, Berequías, Jasadías y Jusab Jésed. Jananías tuvo dos hijos: Pelatías e Isaías. De este último descendieron: Refaías, Arnán, Abdías y Secanías. Secanías tuvo seis hijos: Semaías, Jatús, Jigal, Baríaj, Nearías y Safat. Nearías tuvo tres hijos: Elyoenay, Ezequías y Azricán. Elyoenay tuvo siete hijos: Hodaías, Eliasib, Pelaías, Acub, Jonatán, Delaías y Ananí.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat,

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Los descendientes de Salomón fueron Roboam, Abías, Asa, Josafat,

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ Salomón fue padre de Roboam, éste de Abías, éste de Asá, éste de Josafat,

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ Hijo de Salomón fue Roboam, cuyo hijo fue Abías, del cual fue hijo Asa, cuyo hijo fue Josafat,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Hijo de Salomón fue Roboán; hijo suyo fue Abías; hijo suyo fue Asá, hijo suyo; Josafat;

1 Crónicas 3:10 Referans Kwoze

1 Reyes 11:43

Cuando murió, lo enterraron en la ciudad de su padre David, y su hijo Roboán le sucedió como rey.

1 Reyes 14:31

La madre de Roboán se llamaba Naamá y era amonita. Cuando Roboán murió, lo enterraron en la ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Su hijo Abías le sucedió como rey.

1 Reyes 15:24

y murió. Lo sepultaron en la ciudad de David, donde estaban sus antepasados. Su hijo Josafat le sucedió como rey.

1 Reyes 15:6

Roboán y Jeroboán estuvieron continuamente en guerra;

1 Reyes 15:8

Cuando Abías murió, lo enterraron en la ciudad de David, y en su lugar reinó su hijo Asá.

2 Crónicas 13:1

Abías comenzó a reinar cuando Jeroboán llevaba ya dieciocho años reinando en Israel.

2 Crónicas 14:1

Asá agradó a Dios con su conducta, y mandó quitar de todas las ciudades de Judá los santuarios locales de las colinas, en los que el pueblo adoraba a dioses falsos; hizo pedazos los ídolos y las imágenes de la diosa Astarté. Además, ordenó a toda la gente de Judá que adorara al Dios de sus antepasados y que siempre obedeciera su ley. De esta manera el país gozó de paz durante su reinado.

2 Crónicas 17:1

Le sucedió como rey su hijo Josafat. Dios ayudó a Josafat porque siguió el ejemplo de su antepasado David. Josafat no adoró a las imágenes del dios Baal; además quitó de todo el territorio de Judá los santuarios locales de las colinas, que se utilizaban para adorar ídolos, y destruyó las imágenes de la diosa Astarté. Josafat obedeció a Dios, al igual que su padre, pues no siguió el ejemplo de los reyes de Israel. Al contrario, cuando ya llevaba tres años, envió a los oficiales más importantes de su reino a enseñar la ley de Dios a todo el pueblo. Y ellos así lo hicieron: recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo y llevando consigo el libro de la Ley. Estos son los nombres de los oficiales que envió el rey: Benjáil, Abdías, Zacarías, Natanael y Miqueas. Con ellos iban los sacerdotes Elisamá y Jorán, a quienes acompañaban los siguientes levitas: Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías. Por todo ello, Dios hizo que Josafat mantuviera bajo control a todo su reino y pudiera fortificar sus ciudades para resistir cualquier ataque de Israel. El rey puso jefes del ejército y tropas en todo el territorio de Judá, en sus ciudades fortificadas y en las ciudades que su padre Asá había conquistado en el territorio de Efraín. Además, toda la gente de Judá le hacía regalos. Por eso Josafat llegó a ser muy rico y querido.