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1 Corintios 9:24 - Biblia Lenguaje Básico

24 Sabéis que, en una carrera, no todos ganan el premio, sino uno solo. Pues nuestra vida como seguidores de Cristo es como una carrera, así que vivamos bien para llevarnos el premio.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 ¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 ¿No han aprendido nada en el estadio? Muchos corren, pero uno solo gana el premio. Corran, pues, de tal modo que lo consigan.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corred de tal forma que lo obtengáis!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio todos corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de modo que lo ganéis.

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1 Corintios 9:24
18 Referans Kwoze  

sus palabras recorren toda la tierra y llegan hasta el fin del mundo. En el cielo Dios ha puesto una casa para el sol.


He podido contemplar también que en este mundo no son los más veloces los que ganan la carrera, ni tampoco son los más valientes los que ganan la batalla. No siempre los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes tienen mucho dinero, ni todo el mundo quiere a la gente bien preparada. En realidad, todos dependemos de un momento de suerte,


Dios le respondió a Jeremías: Si te cansas mucho corriendo con gente de a pie, ¿cómo quieres competir con los que van a caballo? Si en terreno seguro estás inquieto, ¿cómo estarás en la espesura de la hierba junto al Jordán?


Pero yo, que soy vuestro Dios desde que estabais en Egipto, os haré vivir de nuevo en tiendas de campaña, como cuando atravesabais el desierto e hicimos un pacto entre nosotros.


Sabéis que quien siempre obedece a una persona, llega a ser su esclavo. Nosotros podemos servir al pecado y morir, o bien obedecer a Dios y recibir su perdón.


Sabéis que los que trabajan en el Templo viven de ese trabajo y que quienes están al servicio del altar del Templo, comen de los animales que allí se sacrifican como ofrenda a Dios.


Y todo esto lo hago por amor a la buena noticia, y porque quiero participar de sus buenos resultados.


Yo me esfuerzo por recibirlo. Así que no lucho sin propósito.


¡Con lo bien que ibais! ¿Quién hizo que os apartarais del verdadero mensaje?


Nunca dejéis de creer en el mensaje que da vida. Así, podré estar orgulloso de vosotros el día que Cristo vuelva, y sabré que mi trabajo y mis esfuerzos no han sido inútiles.


Con esto no quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo.


Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.


Así que no dejéis que nadie os condene, y menos esa gente que presume de adorar a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que tienen visiones, pero sus pensamientos son mundanos y están llenos de orgullo.


¡Todas esas personas están a nuestro alrededor como testigos! Por eso debemos dejar de lado el pecado que nos rodea por todas partes y es un estorbo para nuestra vida que es como una carrera que exige resistencia.


Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice y, cuando las supera, le da un gran premio: la vida eterna que ha prometido a quienes lo aman.


Pronto regresaré. Sigue creyendo fielmente en mí y así nadie te quitará tu recompensa.


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