17 Una cosa quiero dejar bien clara para todas las iglesias: Todos los hombres y mujeres deben permanecer en la condición en que estaban cuando Dios les invitó a formar parte de su pueblo.
17 Cada uno debería seguir viviendo en la situación que el Señor lo haya puesto, y permanecer tal como estaba cuando Dios lo llamó por primera vez. Esa es mi regla para todas las iglesias.
17 Fuera de este caso, que cada uno siga en la condición en que lo puso el Señor, en la situación en que lo encontró la llamada de Dios. Esta es la regla que doy en todas las Iglesias.
17 Por lo demás, que cada uno viva según la condición que el Señor le asignó, cada cual como era cuando Dios le llamó. Esto es lo que prescribo en todas las iglesias.
Es cierto que algunos no pueden casarse porque son eunucos de nacimiento. Otros no pueden casarse porque alguien los ha convertido en eunucos. Pero también hay personas que se hicieron a sí mismos eunucos para poder dedicarse a trabajar por el reino de Dios. Por eso, esta enseñanza es solo para quienes decidan vivir así.
En todo caso, si alguien no está de acuerdo con esto y quiere discutirlo, le digo que ni nosotros ni las iglesias de Dios conocemos otra forma de actuar.
Si alguno tiene hambre, es mejor que coma en su casa. Así Dios no tendrá que castigaros por vuestro comportamiento en las reuniones. En cuanto a las otras preguntas que me hicisteis, ya hablaremos cuando vaya a visitaros.
Ahora quiero hablaros acerca del dinero que vais a recoger para ayudar a los hermanos creyentes que residen en Jerusalén. Haced lo mismo que dije a las iglesias de la región de Galacia.
Por eso os envié a Timoteo, al que amo como a un hijo, y que es del todo fiel al Señor Jesús. Timoteo os recordará mis enseñanzas, que son las mismas enseñanzas de Cristo. Eso es lo que enseño en todas las iglesias.
Si algunos creísteis en Cristo después de haberos circuncidado, no tratéis de ocultar la circuncisión. Si otros creyeron sin estar circuncidados, no tienen por qué circuncidarse.
Yo preferiría que tanto los solteros como las viudas, siguieran mi ejemplo y no se casaran; pero a cada uno Dios le ha dado capacidades distintas. Unos se comportan de una manera y otros de otra.
A vosotros, hermanos, os ha pasado lo mismo que a los cristianos de las iglesias de Dios en Judea: ¡vuestra propia gente os ha hecho sufrir, lo mismo que a ellos sus compatriotas judíos.
Por eso, nos sentimos orgullosos cuando hablamos de vosotros en las otras iglesias de Dios. Porque, aunque tenéis dificultades y problemas, os mantenéis constantes y firmes en la fe.