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1 Corintios 6:9 - Biblia Lenguaje Básico

9-10 No os dejéis engañar. Sabéis bien que los que hacen el mal no participarán en el reino de Dios. Me refiero a los que tienen relaciones sexuales prohibidas, a los que adoran a los ídolos, a los que son infieles en el matrimonio, a los afeminados, a los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres, a los ladrones, a los que siempre quieren más de lo que tienen, a los borrachos, a los que hablan mal de los demás y a los tramposos. Ninguno de ellos participará del reino de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 ¿No se dan cuenta de que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o cometen adulterio o son prostitutos o practican la homosexualidad

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 ¿No saben acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No se engañen: ni los que tienen relaciones sexuales prohibidas, ni los que adoran a los ídolos, ni los adúlteros, ni los homosexuales y los que sólo buscan el placer,

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 ¿O no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 ¿O es que no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni lujuriosos, ni idólatras, ni adúlteros, ni pervertidos, ni sodomitas,

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1 Corintios 6:9
51 Referans Kwoze  

Gritando con todas sus fuerzas decían: —Lot, ¿dónde están los hombres que esta noche han llegado a tu casa? ¡Sácalos pues queremos tener relaciones sexuales con ellos!


No difundas rumores falsos que ayuden al malvado a engañar a los jueces.


Dios rechaza a los tramposos, pero acepta a los honrados.


Quien siembra maldad cosechará desgracia; la vara de su arrogancia se romperá.


Todo el que entra en su casa se encamina hacia el abismo, es como entrar en la morada de la muerte.


Arrepentíos, pues, y convertíos a Dios que es compasivo y está siempre dispuesto a perdonar. «Que abandonen los malvados sus proyectos y los criminales su mala conducta.


participa en los banquetes que se celebran en honor de los dioses falsos en los santuarios de las colinas; un hijo que sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre;


Nadie debe acostarse con la mujer de otro hombre; si lo hace, será considerado impuro.


Nadie debe tener relaciones sexuales con otro hombre como si fuera una mujer. Eso es algo que aborrezco.


Si tenéis que resolver algún asunto legal, no seáis injustos, favoreciendo a alguien, tanto si es pobre como si es rico.


Si un hombre tiene relaciones sexuales con otro hombre, los dos serán condenados a muerte.


Entonces el ángel me explicó: —Este libro representa la maldición que pronto caerá sobre toda la tierra. En un lado está escrita la maldición que caerá sobre los ladrones. En el otro lado está la maldición que caerá sobre los que juran en falso.


Y todos los que, por seguirme, hayan dejado a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos o a sus hermanas, a su padre o a su madre, su casa u otras propiedades, recibirán cien veces más de lo que dejaron y tendrán además vida eterna.


Entonces yo, el Rey, diré a los buenos: «¡Mi Padre os ha bendecido! ¡Venid, participad del reino que mi Padre os tiene preparado desde antes de la creación del mundo!


Jesús les respondió: —¡Cuidado! No os dejéis engañar. Muchos vendrán y se harán pasar por mí, diciendo a la gente: «Yo soy el Mesías» o «Ya ha llegado la hora». Pero no les hagáis caso.


Ahora pido a Dios que os conceda su gracia para que su mensaje os ayude a crecer en la fe, de manera que Dios cumpla las promesas que ha hecho a todos los que ha elegido para ser su pueblo.


Pero cuando Pablo le habló de que tenía que ser justo, que tenía que dominar sus pasiones, y que un día Dios juzgaría a todos, Félix se asustó mucho y le dijo: —Vete ya; cuando tenga tiempo volveré a llamarte.


Pero hay gente malvada, la cual no deja que otros conozcan la verdad acerca de Dios. Y Dios, que vive en el cielo, está muy enfurecido con ellos.


¡No os dejéis engañar! Porque como se dice: «las malas amistades echan a perder las buenas costumbres».


Hermanos míos, lo que es de carne y sangre no tiene cabida en el reino de Dios; lo que es corruptible no tiene cabida en lo incorruptible.


¿Acaso no sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios vive en vosotros?


De todo el mundo es conocido que uno de vosotros está viviendo con su madrastra como si viviera con su esposa. ¡Eso está muy mal! ¡Ni siquiera los que no son cristianos hacen algo así!


No quise decir que os apartarais totalmente de estas personas, pues para no juntaros con ellas, tendríais que salir de este mundo. No es posible apartarse totalmente de los que siempre desean más de lo que tienen, ni de los ladrones, ni de los que adoran a los ídolos, ni de los borrachos o de los que hablan mal de los demás.


Lo que quise decir es que no debéis tener amistad con los que dicen que son cristianos pero, en realidad, son unos malvados. Con personas así, ni siquiera debéis sentaros a comer.


No tengáis relaciones sexuales prohibidas. Ese pecado le hace más daño al cuerpo que cualquier otro pecado.


Vuestro cuerpo es como un templo, en el que vive el Espíritu Santo que Dios os ha dado. No sois vuestros propios dueños.


Sabéis que, en una carrera, no todos ganan el premio, sino uno solo. Pues nuestra vida como seguidores de Cristo es como una carrera, así que vivamos bien para llevarnos el premio.


Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitaros, mi Dios me haga sentir tanta vergüenza que me ponga a llorar porque muchos no habéis dejado de pecar ni os habéis arrepentido de hacer el mal, sino que seguís teniendo relaciones sexuales prohibidas.


No creáis que podéis engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya sembrado.


Supongamos ahora que alguien tiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. En tal caso, los dos deberán ser condenados a muerte. Así desaparecerá la maldad en Israel.


Los hombres no deben vestirse como mujeres, ni las mujeres deben vestirse como hombres, pues es un comportamiento que no agrada a Dios.


Al contrario, tratadlo bien y permitidle escoger la ciudad israelita donde le gustaría vivir.


Por eso, acabad con los malos deseos que hay en vosotros; no tengáis relaciones sexuales prohibidas, no seáis indecentes, dominad vuestros malos deseos, y no busquéis amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a dioses falsos.


Tratad de vivir en paz con todos y llevar una vida propia de creyentes; porque si no lo hacéis, jamás veréis a Dios cara a cara.


Ninguno debe tener relaciones sexuales prohibidas ni despreciar las cosas sagradas. Eso fue lo que hizo Esaú, pues cambió sus derechos de primer hijo por un plato de comida.


Todos deben considerar el matrimonio como algo muy valioso. Marido y mujer deben ser fieles el uno al otro, porque Dios castigará a los que tengan relaciones sexuales prohibidas y sean infieles en el matrimonio.


Mis queridos hermanos, no os engañéis a vosotros mismos.


Hijos míos, ¡que nadie os engañe! Todo el que se porta rectamente puede considerarse justo como es Justo Jesús.


Pero a los cobardes, a los que no crean en mí, a los que hagan cosas odiosas, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos y a los mentirosos, los lanzaré al lago ardiente de fuego y azufre, y allí permanecerán separados de mí para siempre.


Fuera se quedarán los malvados, los que practican la brujería, los que tienen relaciones sexuales prohibidas, los asesinos, los que adoran a dioses falsos y todos los que aman y practican la mentira.


Estaban pasando un rato agradable cuando, de pronto, unos hombres de la ciudad rodearon la casa y empezaron a golpear violentamente la puerta. Se trataba de unos hombres malvados que exigieron al dueño de la casa: —¡Qué salga el hombre que está de visita en tu casa! ¡Queremos tener relaciones sexuales con él!


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