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1 Corintios 4:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 He hablado de Apolo, y de mí mismo, para que aprendáis de nuestro ejemplo lo que significa el dicho: «No hay que hacer ni decir más de lo que marcan las reglas». Así que no andéis presumiendo de que un siervo de Dios es mejor que otro.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Amados hermanos, puse el caso de Apolos y el mío propio como ilustración de lo que les vengo diciendo. Si prestan atención a lo que les cité de las Escrituras, no estarán orgullosos de uno de sus líderes a costa de otro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Con estas comparaciones, hermanos, me refería a Apolo y a mí. Aprendan a no valerse de uno a costa del otro para engreirse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero estas cosas, hermanos, las he aplicado en figuras a mí y a Apolos, por causa de vosotros, para que en nosotros aprendáis lo de no sobrepasar lo que está escrito, para que ninguno de vosotros se vuelva° arrogante a favor del uno contra el otro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 En atención a vosotros, hermanos, he aplicado estas cosas, como ejemplo, a mi propio caso y al de Apolo, para que de nosotros aprendáis lo de: 'No más de lo que está escrito', a fin de que no os infléis de vanidad, tomando partido por uno y contra otro.

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1 Corintios 4:6
35 Referans Kwoze  

No pongáis vuestra confianza en nadie, porque ni el más poderoso ser humano tiene poder para salvar.


Cuando contemplo el cielo, la luna y las estrellas que tú mismo hiciste,


Por eso, no confiéis en los humanos pues su vida no es más que un soplo sin valor.


Por aquel tiempo llegó a Éfeso un hombre de la ciudad de Alejandría, que se llamaba Apolo. Se expresaba con mucha facilidad, y conocía en profundidad las Escrituras.


Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo cruzó la región montañosa y llegó a la ciudad de Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos de Jesús


En virtud de la capacidad que Dios me ha concedido os pido que no os creáis mejores de lo que realmente sois. Más bien, que cada uno piense de sí mismo con moderación, según el grado de fe que Dios le ha dado.


Mientras que algunos dicen: «Yo soy seguidor de Pablo», otros dicen: «pues yo no, yo lo soy de Apolo». Hay también otros que dicen: «Yo soy seguidor de Pedro», e incluso no faltan quienes dicen: «Yo sigo a Cristo».


En las Escrituras Dios dice: ¡Dejaré confundidos a los que creen que saben mucho!


Por lo tanto, como dice la Escritura, si alguien quiere sentirse orgulloso de algo, que se sienta orgulloso de Jesucristo, el Señor.


El amor es paciente y bondadoso, no es envidioso, ni se cree más que nadie; tampoco es orgulloso.


Porque, para Dios, la sabiduría de este mundo es más bien ignorancia. Como dice la Escritura: «Dios hace que los sabios caigan en sus propias trampas».


Por lo tanto, nadie se llene de orgullo por lo que hacen los simples seres humanos. En realidad, todo es vuestro:


Y vosotros os sentís orgullosos de esto, cuando deberíais estar avergonzados y haber echado de la comunidad a ese hombre.


No está bien que os sintáis orgullosos de esto. Seguramente sabéis que basta un poco de levadura para hacer crecer toda la masa.


Ahora quiero responder a lo que me habéis preguntado acerca de los alimentos ofrecidos a los ídolos. Todos sabemos algo acerca de esto. Sin embargo, debemos reconocer que el conocimiento nos vuelve orgullosos, mientras que el amor fortalece nuestra vida cristiana.


Y todo esto lo hago por amor a la buena noticia, y porque quiero participar de sus buenos resultados.


Jamás llegaré a compararme con los que hablan bien de sí mismos. Los que se miden con su propia medida y se comparan con ellos mismos están demostrando que son necios.


Tampoco quiero presumir del trabajo que otros hicieron. Al contrario, espero poder trabajar más entre vosotros, según vaya creciendo vuestra fe; eso sí, siempre dentro de los límites que tengo asignados.


Vosotros solo os fijáis en las apariencias. A los que están seguros de que son de Cristo, quiero decirles que yo también lo soy.


Y es que aceptáis con gusto a todo el que viene y os habla de un Jesús distinto del que nosotros os hemos anunciado; aceptáis recibir un espíritu diferente del Espíritu Santo que recibisteis, y un mensaje distinto del que aceptasteis.


Tal vez creáis que os estamos pidiendo disculpas, pero no es así. Nosotros pertenecemos a Cristo, y Dios es testigo de que todo lo que hemos hecho, queridos hermanos, lo hicimos para ayudaros a confiar cada vez más en Cristo.


Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitaros, no os encuentre como quisiera y que tampoco yo resulte ser lo que vosotros esperáis. Tengo miedo de que haya entre vosotros peleas o envidias, o de encontraros enfadados unos con otros, o egoístas, chismosos, murmuradores, orgullosos y alborotadores.


Claro que hablar bien de mí no sería ninguna tontería, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo voy a hacer, porque no quiero que, solo por las cosas que hago o digo, o por las cosas maravillosas que Dios me ha mostrado, alguien piense que soy más importante de lo que en realidad soy. Por eso, para que no me llene de orgullo, tengo un problema de salud. Es como si Satanás me clavara una espina en el cuerpo para hacerme sufrir.


Todo esto es por vuestro bien. Porque mientras más sean los que reciban la gracia y la bondad de Dios, muchos más serán los que le den gracias y reconozcan su grandeza.


Así que no dejéis que nadie os condene, y menos esa gente que presume de adorar a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que tienen visiones, pero sus pensamientos son mundanos y están llenos de orgullo.


Cuando os anunciamos la buena noticia, no lo hicimos solo con palabras. Sino que lo hicimos impulsados por el poder del Espíritu Santo y plenamente convencidos de que era para vuestro bien.


Por esa razón soporto toda clase de sufrimientos por amor a los elegidos para que alcancen la salvación que nos ha traído Jesucristo y reciban la vida eterna.


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