Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





1 Corintios 4:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Nos cansamos trabajando con nuestras manos. Bendecimos a los que nos insultan. Cuando sufrimos, lo soportamos con paciencia.

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y la soportamos.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Nos cansamos trabajando con nuestras manos para ganarnos la vida. Bendecimos a los que nos maldicen. Somos pacientes con los que nos maltratan.

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Nos cansamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan, bendecimos; nos persiguen y lo soportamos todo.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

12 nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos;° siendo maldecidos, bendecimos; siendo perseguidos, soportamos;

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Si nos insultan, bendecimos; si nos persiguen lo soportamos;

Gade chapit la Kopi




1 Corintios 4:12
23 Referans Kwoze  

Felices vosotros cuando, por ser mis discípulos, la gente os insulte, os persiga y diga toda clase de mentiras contra vosotros. ¡Alegraos! ¡Estad contentos! Porque vais a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron también a los profetas que vivieron antes que vosotros.


Pero ahora yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os maltratan.


Jesús, entonces, decía: —¡Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen! Mientras los soldados echaban suertes para saber cuál de ellos se quedaría con la ropa de Jesús,


A quienes os insulten, respondedles con buenas palabras. Si alguien os rechaza, orad por esa persona.


¿Recordáis que os dije que ningún siervo es más importante que su señor? Por eso, si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros. Y si han hecho caso de lo que yo digo, también harán caso de lo que digáis vosotros.


y al ver que ellos se dedicaban a fabricar tiendas de campaña, se quedó a trabajar con ellos, pues también Pablo conocía el oficio.


Bien sabéis que con mis propias manos he trabajado para conseguir todo lo que mis ayudantes y yo hemos necesitado para vivir.


Luego cayó de rodillas y gritó con todas sus fuerzas: —Señor, no los castigues por este pecado. Y con estas palabras en sus labios, murió.


No maldigáis a los que os persigan; más bien, pedid a Dios que los bendiga.


Y también dice: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que se sonroje de vergüenza».


¿Quién podrá separarnos del amor de Jesucristo? Nada ni nadie. Ni los problemas, ni los sufrimientos, ni las dificultades. Tampoco podrán hacerlo el hambre, el frío, los peligros, o la muerte.


¿Acaso Bernabé y yo somos los únicos que estamos obligados a trabajar para vivir?


y al recibir dinero de otras iglesias para poder serviros a vosotros, tuve la impresión de que estaba robando algo a esas iglesias.


El que era ladrón, que deje de robar y trabaje con sus propias manos; así podrá ayudar a las personas necesitadas.


Hermanos míos, seguramente os acordáis de lo duro que trabajamos para ganarnos la vida. Mientras os anunciábamos la buena noticia de Dios, trabajábamos de día y de noche para que ninguno de vosotros tuviera que darnos dinero.


y nunca recibimos comida sin pagar por ella. Al contrario, trabajábamos de día y de noche para no ser una carga para ninguno de vosotros.


Por eso nos esforzamos tanto, pues confiamos firmemente en Dios. Él vive para siempre y es el salvador de todos, especialmente de los que creen en él.


Cuando lo insultaban, jamás contestaba con insultos y jamás amenazó a quienes le hicieron sufrir; al contrario, se puso en manos de Dios que es quien juzga a todos con justicia.


Pero si hacéis el bien, y aun así tenéis que sufrir, seréis felices. No le tengáis miedo a nadie ni os asustéis por nada.


Si alguien os hace algo malo, no hagáis vosotros lo mismo; si alguien os insulta, no contestéis con otro insulto. Al contrario, pedid a Dios que bendiga a esas personas, pues él os eligió para que recibáis bendición.


Por eso, los que sufren porque Dios así lo quiere, deben seguir haciendo el bien y dejar que Dios los cuide, pues él es su creador y cumple lo que promete.


Ni siquiera Miguel, jefe de los ángeles, se atrevió a pronunciar insultos, cuando luchaba con el diablo para quitarle el cuerpo de Moisés. Únicamente le dijo: «Que el Señor te castigue».


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite