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1 Corintios 10:10 - Biblia Lenguaje Básico

10 Tampoco debemos quejarnos, como hicieron algunos y por eso el ángel de la muerte los mató.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Y no murmuren como lo hicieron algunos de ellos, y luego el ángel de la muerte los destruyó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Tampoco se quejen contra Dios, como se quejaron muchos de ellos y fueron eliminados por el ángel exterminador.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Ni murmuréis, tal como algunos de ellos murmuraron, y perecieron° por el destructor.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Ni murmuréis, como murmuraron algunos de ellos, que murieron a manos del exterminador.

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1 Corintios 10:10
23 Referans Kwoze  

El ángel de Dios estaba ya a punto de destruir Jerusalén, cuando David lo vio junto a la era de Arauna, el jebuseo. Exclamó entonces David al ver que la población estaba siendo aniquilada: —Dios mío, he sido yo quien ha hecho el mal, he sido yo el que ha pecado; el pueblo es inocente. Así que castígame a mí y a mi familia. Ante estas palabras se arrepintió Dios del daño que estaba haciendo al pueblo y dijo al ángel: —¡Basta ya! Que cese el castigo.


Luego mandó a un ángel para que destruyera Jerusalén. David miró y vio que el ángel de Dios estaba entre la tierra y el cielo, junto a la era de Ornán, el jebuseo; el ángel tenía en la mano una espada desenvainada que apuntaba hacia Jerusalén. David y los dirigentes del pueblo, que estaban vestidos con ropas de penitencia, se inclinaron tocando el suelo con la frente. Entonces David suplicó a Dios: —He sido yo quien ha ordenado hacer el recuento del pueblo; he sido yo el que ha pecado y hecho el mal; el pueblo es inocente. Así que castígame a mí y a mi familia, pero no castigues a tu pueblo. Ante estas palabras Dios, que estaba a punto de exterminar Jerusalén, se arrepintió del daño que estaba haciendo al pueblo y dijo al ángel exterminador: —¡Basta ya! Que acabe el castigo.


En respuesta, Dios envió un ángel que dio muerte a los valientes soldados y a todos los jefes importantes en el campamento del rey de Asiria. A Senaquerib no le quedó más remedio que regresar a su país lleno de vergüenza. Y cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo mataron.


Dentro de sus tiendas hablaron mal de su Dios y no quisieron obedecerlo.


Así, cuando nuestro Dios recorra el país para quitar la vida a los primogénitos de los egipcios, verá la sangre en los marcos de vuestras puertas y pasará de largo. Dios no permitirá que muera ninguno de vosotros.


pero también se quejaron a Moisés diciéndole: —¿Y ahora qué vamos a beber?


No dejaban de criticar a Moisés y a Aarón diciendo: —¡Más valía que nos hubiéramos muerto en Egipto, o incluso en este desierto!


No os estáis quejando y rebelando contra Aarón sino contra Dios.


—Alejaos del pueblo, porque lo voy a destruir ahora mismo. Moisés y Aarón se postraron tocando el suelo con la frente,


y los israelitas quedaron advertidos de que nadie podía acercarse al altar de Dios para quemar incienso, a menos que fuera descendiente de Aarón. De lo contrario podría perder la vida como Coré y sus seguidores. Así se lo ordenó Dios a Moisés.


En ese momento, un ángel de Dios hizo que Herodes se pusiera muy enfermo, porque se había creído Dios. Más tarde murió comido por los gusanos.


Haced todo sin hablar mal de nadie y sin discutir por todo,


Moisés tuvo fe en Dios, y por eso celebró la Pascua. También mandó rociar con sangre las puertas de las casas israelitas, de manera que el ángel enviado para matar a los primogénitos egipcios no hiciera daño a ningún primer hijo de las familias israelitas.


Esta gente se queja de todo y lo critica todo. Son egoístas, entregados al vicio, orgullosos, y cuando parece que hablan bien de los demás, lo hacen solo para aprovecharse de ellos.


Entonces oí una fuerte voz que salía del Templo y que ordenaba a los siete ángeles: —Id y vaciad sobre la tierra las siete copas que representan la ira de Dios.


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