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Juan 3:3 - Biblia Septuaginta al Español

3 Respondió Jesús y díjole: «En verdad, en verdad, dígote: si alguno no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios».

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Biblia Reina Valera 1960

3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Jesús le contestó: 'En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Respondió Jesús, y le dijo: De cierto, de cierto te digo: El que no nazca de nuevo° no puede ver el reino de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Jesús le respondió: 'De verdad te aseguro: quien no nace de lo alto, no puede ver el reino de Dios'.

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Juan 3:3
32 Referans Kwoze  

Así que, si alguno en Cristo(k) , nueva criatura: lo viejo ha pasado; he aquí se ha hecho nuevo todo.


Todo el que ha nacido de Dios, pecado no hace; porque la simiente de él(b) en él permanece; y no puede pecar(c) , porque de Dios ha nacido.


Todo el que cree que Jesús es el Cristo, de Dios ha nacido; y todo el que ama al engendrante, ama también al engendrado de él.


no por obras, las en justicia que habíamos hecho nosotros, sino según su misericordia salvónos, por lavacro de regeneración y renovación del Espíritu santo;


que, no de sangres(c) ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios han nacido.


Si supiereis que es justo, conoced que también todo el que hace la justicia, de él ha nacido.


Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; quien, según la muchedumbre de su misericordia, nos ha regenerado en esperanza viva, por resurrección de Jesucristo de entre muertos;


Pues ni circuncisión algo es, ni prepucio, sino nueva criatura.


Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que el nacido de Dios se guarda a sí mismo(b) ; y el malo no le coge.


en los que el Dios de este siglo ha cegado los sentidos de los increyentes, para que no (les) esplenda la iluminación del Evangelio de la gloria del Cristo; quien es imagen de Dios;


Ha cegado de ellos los ojos, y empedernido de ellos el corazón, para que no vean con los ojos y entiendan con el corazón, y se conviertan y les sane.


Y a vosotros, estando muertos por vuestras caídas y pecados;


Oíd ahora esto, pueblo fatuo y desacordado; ojos tienen, y no ven; orejas tienen, y no oyen.


y la luz en la obscuridad luce; y la obscuridad a ella no cogió.


y no os dio el Señor Dios corazón para entender, y ojos para ver y oídos para oír, hasta este día.


Mas la de arriba sabiduría, lo primero, pura es; luego pacífica, clemente, dócil, henchida de misericordia y frutos buenos, no juzgadora, no hipócrita.


Y dícele: «En verdad, en verdad dígoos: veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios ascender y descender sobre el Hijo del hombre».


Y respondiendo Jesús, díjole: «Bienaventurado eres, Simón Barjonás(a) , porque carne y sangre(b) no te ha revelado, sino mi Padre el de los cielos.


Pues, en verdad os digo que hasta que pasare el cielo y la tierra, jota(d) alguna o tilde alguna no pasará, no, de la ley, hasta que todo se haga.


Y al ángel de la de Laodicea iglesia escribe: «Esto dice el Amén, el testigo el fiel y verdadero, el principio de la criatura de Dios:


y os daré corazón nuevo, y espíritu nuevo daré en vos; y quitaré el corazón el lapídeo de vuestra carne; y os daré corazón cárneo.


Y de nuevo os digo: más fácil es que un camello por ojo de aguja entre(e) que un rico, en el reino de Dios.»


«¿Quién de los dos hizo la voluntad del padre?» Dicen: «el último». Díceles Jesús: «En verdad dígoos que los publicanos y las rameras se adelantan a vosotros al reino de Dios».


Pues cada uno(p) con fuego será salado; y cada víctima con sal será salada.


Y, viendo Jesús, indignóse, y díjoles: «Dejad a los niñitos venir a mí; no les estorbéis, porque de los tales es el Reino de Dios.


Dice a él Nicodemo: «¿Cómo puede un hombre nacer, anciano siendo? ¿Acaso puede en el vientre de su madre segunda vez entrar y nacer?»


porque todo lo nacido de Dios, vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.


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