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Jeremías 3:2 - Biblia Septuaginta al Español

2 Levanta a rectitud tus ojos, y ve donde no te revolviste. Sobre los caminos te les sentabas, tal como cuervo solitario, y contaminaste la tierra en tus prostituciones y en tus maldades;

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Fíjate en los santuarios que hay en cada cumbre. ¿Hay algún lugar que no haya sido profanado por tu adulterio con otros dioses? Te sientas junto al camino como una prostituta en espera de un cliente. Te sientas sola, como un nómada en el desierto. Contaminaste la tierra con tu prostitución y tu perversidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Alza los ojos hacia los cerros y mira: no hay lugar en que no te hayas prostituido. Junto al camino te sentabas para esperar, como la mujer árabe en el desierto, y manchaste tu país con tus prostituciones y tus crímenes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Alza tus ojos a los cerros desolados y mira: ¿Dónde no has sido gozada?° Como un beduino° en el desierto, Te sientas en los caminos, a su disposición, Y tus infames fornicaciones° han mancillado la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Alza tus ojos a los altos y mira: ¿Dónde no te has dejado violar? A la vera de los caminos te sentabas, esperándolos, como el árabe en el desierto, y has profanado el país con tus prostituciones y tu maldad.

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Jeremías 3:2
22 Referans Kwoze  

Porque, desde el siglo, quebrantaste tu yugo; rompiste tus ataduras y dijiste: «No te serviré; mas iré a toda colina excelsa, y, bajo todo leño sombroso, allí me disolveré en mi prostitución».


Y os llevé al Carmelo para que comieseis los frutos de él y los bienes de él; y entrasteis y mancillasteis la tierra mía; y la heredad mía pusisteis en abominación.


Y, deponiendo los vestidos de su viudez, tomó un cendal y se veló y sentóse en las puertas de Enán; la que está camino de Tamná; pues vio que Selá estaba grande y que no le era ella dada por mujer.


«Si repudiare un varón a su mujer; y se apartare ella de él y fuere de otro varón, ¿acaso, volviendo, volverá a él ya? ¿No manchada, se manchará aquella mujer? Y tú te has constuprado en pastores muchos, ¿y volvías a mí? dice el Señor.


Con perdición perderéis todos los lugares en que las gentes han servido a sus dioses; las que vosotros habéis heredado, sobre los montes, los altos y las colinas y por debajo de todo árbol frondoso;


Y en el infierno(o) , alzando sus ojos, estando en tormentos, ve a Abrahán de lejos y a Lázaro en los senos de él.


Y tomaste de tus vestidos e te hiciste ídolos cosidos(e) y te prostituiste sobre ellos—; ¡y no entrarás, no; y no se hará, no!(f) .


Rae tu cabeza(c) , y lanza lejos, y toma en labios lamentación; pues probó el Señor y desechó la generación, la que hace esto.


Voz de labios escuchóse de llanto y súplica de hijos de Israel, porque agraviaron en sus caminos; olvidáronse de Dios, el Santo de ellos.


y se convirtió en nada su fornicación, y fornicó con el leño y la piedra.


¿Cómo dirás: «No me he mancillado y tras la Baal no he andado? Ve tus sendas en la común tumba(j) y sábete lo que has hecho. A la tarde, la voz de ella ululó,


Que éste(g) en breve perecerá; y todo inicuo consumido será.


Y vagabunda es y lujuriosa; y en casa no reposan sus pies;


Y la casa situada al frente de Jerusalén, a diestra del «monte de la perdición», la que edificó Salomón, rey de Israel, a Astarte, horror de sidonios; y a Camós, horror de Moab, y a Moloc, abominación de hijos de Amón, contaminó el rey.


Y tuvo las mujeres princesas, setecientas, y concubinas, trescientas; y desviaron las mujeres las extranjeras el corazón de él en pos de los dioses de ellas.


Y los introduje en la tierra a la que alcé la mano, la mano mía, para darles. Y vieron toda colina alta y todo leño frondoso; y sacrificaron allí a los dioses de ellos; y dispusieron allí olor de suavidad y libaron allí sus libaciones»


Y bendíjolos y multiplicáronse sobremanera, y sus ganados no mermó:


Empero conoce tu injusticia, que contra el Señor, tu Dios, te has desapiadado y dispersado tus caminos a extraños debajo de todo leño frondoso, y mi voz no has escuchado, dice el Señor.


A toda pasada en el desierto vinieron devastadores; porque cuchilla del Señor devorará, desde extremidad de la tierra hasta extremidad de la tierra; no hay paz a toda carne.


Pues fornicó su madre y confundida fue la que los parió; porque dijo: «Iré tras mis amantes que me dan mis panes, y mi agua, y mis vestidos, y mis lienzos, mi aceite y todo cuanto necesito».


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