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Hechos 10:3 - Biblia Septuaginta al Español

3 vio, en visión, manifiestamente, como alrededor de la hora nona del día, a un ángel de Dios venir a él y decirle: «Cornelio».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Este vio claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Una tarde, como a las tres, tuvo una visión en la cual vio que un ángel de Dios se le acercaba. —¡Cornelio! —dijo el ángel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Una tarde, alrededor de las tres, tuvo una visión de la que no pudo dudar: un ángel de Dios entraba a su habitación y le llamaba: '¡Cornelio!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 como a la hora novena° del día, vio claramente en una visión a un ángel de Dios yendo hacia° él, que le decía: ¡Cornelio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del día, un ángel de Dios entraba en su casa y le decía: 'Cornelio'.

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Hechos 10:3
23 Referans Kwoze  

Y Pedro y Juan subieron al santuario a la hora de la oración, la nona.


Pero un ángel del Señor, durante la noche, abrió las puertas de la custodia, y, sacándoles, dijo:


¿Acaso no todos son ministeriales espíritus, que, en ministerio son enviados por los que han de heredar la salud?


tanto mejor hecho(b) que los ángeles, cuanto más excelente que ellos ha heredado nombre.


Pues presentóseme esta noche, del Dios de quien soy y a quien sirvo, un ángel,


y refiriónos cómo vio al ángel en su casa, parado y diciendo: «Manda a Yope y haz venir a Simón, el sobreapellidado Pedro;


Y Cornelio dijo: «Desde cuarto día hasta esta hora, estaba yo, la nona, orando en mi casa; y he aquí un varón detúvose a faz mía en veste radiosa;


Y, Pedro reflexionando sobre la visión, díjole el Espíritu: «He aquí varones dos, buscándote;


Y, como dentro de sí vacilaba Pedro: qué fuese la visión que vio, he aquí los varones los enviados de Cornelio, preguntando por la casa de Simón, detuviéronse en el atrio;


Y había cierto discípulo en Damasco, por nombre Ananías. Y dijo a él, en visión, el Señor: «¡Ananías!». Y él dijo: «¡Señor!» Y el Señor a él:


y cayendo en la tierra, oyó voz diciéndole: «Saúl, Saúl, ¿qué me persigues?»


Y de súbito fue con el ángel muchedumbre de milicia celestial, que alababan a Dios, y decían:


Y aparecióle ángel del Señor; parado a la diestra del ara del timiama.


Y, cerca de la nona hora, clamó Jesús con voz grande, diciendo: «Helí, Helí, lemá sabaktaní»; esto es: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»


Por causa de mi niño Jacob, e Israel, mi elegido, yo te llamaré por mi nombre y te acogeré; pero tú no me has conocido.


Y dijo Señor a Moisés: «También esta palabra que has hablado, haré; pues has hallado gracia en mis ojos, y te conozco por nombre».


Y al siguiente día, caminando aquéllos y a la ciudad acercándose, ascendió Pedro al terrado a orar alrededor de la hora sexta;


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