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Génesis 44:18 - Biblia Septuaginta al Español

18 Y, llegándosele Judá, dijo: «Ruégote, señor: hable tu niño una palabra delante de ti; y no te aíres con tu niño, pues tú eres después de Faraón.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: Ay, señor mío, te ruego que permitas que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu enojo contra tu siervo, pues tú eres como Faraón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Entonces Judá dio un paso adelante y dijo: —Por favor, mi señor, permita que su siervo le hable tan solo unas palabras. Le ruego que no se enoje conmigo, a pesar de ser usted tan poderoso como el faraón mismo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Entonces se adelantó Judá y le dijo: 'Permite, señor mío, que pueda tu siervo decirte algunas palabras sin que te enojes contra mí, aunque tú eres como Faraón.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Entonces Judá se acercó a él, y dijo: ¡Ay, señor mío! Te ruego que hable tu siervo una palabra a oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo, porque tú eres como el mismo Faraón.

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Génesis 44:18
19 Referans Kwoze  

Y dijo Aarón: «No se indigne mi señor, pues tú conoces la propensión(d) de este pueblo.


Tú serás sobre mi casa, y a tu boca obedecerá todo mi pueblo; sólo en el trono te aventajaré yo».


Y dijo:»No te aíres, Señor, si hablo: ¿que si se hallaren treinta?»


Y dijo Faraón a José: «Yo, Faraón: sin ti, no alzará nadie su mano y su pie en toda la tierra de Egipto».


Dijo: «No te aíres, Señor, si hablo todavía una vez: ¿qué si se hallaren allí diez?» Y dijo: «No perderé, por los diez».


«Varones hermanos, lícito es decir con libre habla a vosotros, acerca del patriarca David, porque y falleció, y sepultado fue; y su tumba está en nosotros hasta este día.


Pues ni el Padre juzga a nadie, sino el juicio todo ha dado al Hijo;


y, de la grandeza que le dio, todos los pueblos, tribus, lenguas, estaban temblando y medrosas a faz de él; a los que quería, él mataba; y a los que quería, él hería; y a los que quería, él enaltecía; y a los que quería, él humillaba.


Ahora, pues, ¿si ya estáis prontos, junto con oír la trompeta, y flauta y cítara, y arpa y salterio, y sinfonía y todo son de músicas para, postrándoos, adorar la imagen, la áurea, que he puesto? Y si no, sabed que no adorando vosotros, al punto seréis arrojados al horno del fuego, el encendido; y ¿qué dios os librará de mis manos?


De rey amenaza, símil a rugido de león; y, como rocío sobre hierba, así la hilaridad de él.


Señor, Dios de los ejércitos, ¿hasta cuándo te airarás sobre la oración de tu siervo?


Escucha, Job, y óyeme; calla y, yo soy(f) , hablaré.


Y no le escuchó la reina, para venir con los eunucos; y entristecióse el rey y se encolerizó;


Y dijo la mujer: «Hable ahora tu sierva a mi señor rey una palabra». Y dijo: «Habla».


He aquí atábamos gavilla en el campo, y he aquí la gavilla mía alzóse y enderezóse; y he aquí, poniéndose alrededor vuestras gavillas adoraban la gavilla mía».


Y dijéronle sus hermanos: «¿Acaso reinando reinarás sobre nosotros, o, señoreando nos señorearás?» Y aborrecíanle aún más por sus sueños y sus palabras.


Y dijo José: «¡Lejos de mí hacer esta palabra!: el hombre cerca de quien se ha hallado la copa, él será niño mío; pero vosotros bajaréis en paz a vuestro padre».


Porque les dijo: «Escuchad este sueño que soñé:


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