Y si no oyereis, y si no pusiereis en vuestro corazón dar gloria a mi nombre, dice el Señor Omnipotente, yo enviaré sobre vosotros la maldición; y maldeciré vuestra bendición, y la maldeciré; y disiparé vuestra bendición, y no habrá en vosotros, porque vosotros no habéis puesto rectitud en vuestro corazón.
Ved, los despreciadores y mirad, y admirad lo admirable y desapareced, por esto: porque obra yo obro en vuestros días, que no creeréis, no, si alguien narrare.
Y me habló el varón: «¿Has visto, hijo de hombre? En tus ojos ve, y en tus orejas oye; y guarda en tu corazón todo cuanto te muestro; por esto: porque, a fin de que yo te muestre, has entrado aquí; y mostrarás todo cuanto tú vieres, a la casa de Israel.»
Señor, tus ojos, en fe; les has flagelado, y no se dolieron; consumádoles, y no han querido recibir corrección, afirmaron sus rostros sobre piedra, y no se quisieron volver.
Y díjoles: «Atended de corazón a todas estas palabras que yo os conjuro hoy; lo que mandaréis a vuestros hijos, guardar y hacer todas las palabras de esta ley.