Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Daniel 6:16 - Biblia Septuaginta al Español

16 y no pudo librarle de ellos. Entonces, exclamando Darío, el rey, dijo a Daniel: «Tu Dios, a quien tú sirves continuamente, tres veces al día, él te librará de mano de los leones; hasta el alba espera.»(b) .

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves tan fielmente, te rescate».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Entonces el rey ordenó que detuvieran a Daniel y que lo arrojaran al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: '¡Ojalá te salve tu Dios, al que sirves con tanta fidelidad!'.

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

16 Entonces el rey dio orden, y trajeron a Daniel y lo echaron en el foso de los leones. Pero el rey dijo a Daniel: ¡Tu Dios, a quien sirves continuamente, Él te libre!

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero aquellos hombres urgieron al rey y le dijeron: 'Recuerda, rey, que, según la ley de los medos y de los persas, toda prohibición o edicto promulgado por el rey es irrevocable'.

Gade chapit la Kopi




Daniel 6:16
28 Referans Kwoze  

Seis veces de angustia te salvará, y a la séptima, no te tocará, no, lo malo.


y determinaciones de verdad has hecho en todo lo que has traído sobre nosotros y sobre tu ciudad, la santa, la de nuestros padres: Jerusalén; por cuanto en verdad y juicio has hecho todo esto por nuestros pecados.


Aun cuando anduvieres por agua, contigo soy, y ríos no te anegarán; aun cuando anduvieres por fuego no te abrasarás, no; llama no te abrasará;


y que yo soy pariente(e) hoy y constituido bajo rey? Y estos varones, hijos de Sarvía más duros que yo son. Retribuya el Señor al maléfico según su maldad.»


Pues hay un Dios en los cielos, único señor nuestro, a quien tememos, quien es poderoso a sacarnos del horno del fuego, el encendido; y de tus manos, rey, nos librará.


Entonces el rey llamó a Daniel con voz grande, entre llanto, diciendo: «Oh, Daniel, ¿si por ventura vives, y el Dios tuyo, a quien sirves continuamente, te ha salvado de los leones y no te han inutilizado?


Si, en verdad, pues, agravio y digna de muerte he hecho alguna cosa; no rehuso el morir: pero, si nada hay de lo que éstos me acusan, nadie me puede a ellos obsequiar(b) . A César apelo».


temiendo y espantándose de los hombres, han sido suplantados; y el confiado en el Señor, se alegrará. Impiedad al varón da resbalamiento; y el que confía en el Amo, se salvará.


Pues los príncipes no son temor para la buena obra, sino para la mala. ¿Y quieres no temer a la potestad? Lo bueno haz, y tendrás loor de ella;


Entonces entraron aquellos hombres y dijeron delante del rey:


Ahora, pues, ¿si ya estáis prontos, junto con oír la trompeta, y flauta y cítara, y arpa y salterio, y sinfonía y todo son de músicas para, postrándoos, adorar la imagen, la áurea, que he puesto? Y si no, sabed que no adorando vosotros, al punto seréis arrojados al horno del fuego, el encendido; y ¿qué dios os librará de mis manos?


Y dijo el rey: «Hele en vuestras manos»; pues no podía el rey contra ellos.


Y he aquí yo, en vuestras manos: hacedme, como conviene, y como mejor para vosotros.


Pero Festo, queriendo a los judíos gracia conceder, respondiendo a Pablo, dijo: «¿Quieres, a Jerusalén ascendiendo allí de estas cosas ser juzgado ante mí?»


pero, un bienio cumplido, recibió sucesor Félix: a Porcio Festo; y queriendo gracia conceder a los judíos, dejó a Pablo atado.


quien, de tamaña muerte nos ha librado y nos librará; en quien hemos esperado que aún librará;


No temas; que contigo soy; no yerro; pues yo soy tu Dios; que te he fortalecido, y ayudádote y asegurádote con la diestra la justa, mía.


Y arrojáronle en la cisterna de Melquías, hijo del rey, la que había en el atrio de la custodia; y bajáronle a la cisterna; y en la cisterna no había agua, sino lodo, y estuvo en el lodo.


y te salvaré en aquel día y no te daré, no, en manos de los hombres de quien temías tú, de la faz de ellos.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite