2 porque ha juzgado a la ramera la grande; la que ha corrompido la tierra en la ramería suya; y ha vindicado la sangre de sus siervos, de la mano de ella».
2 porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella.
2 Sus juicios son verdaderos y justos. Él ha castigado a la gran prostituta que corrompió a la tierra con su inmoralidad. Él ha vengado la muerte de sus siervos».
2 Sus juicios son verdaderos y justos: ha condenado a la gran prostituta que corrompía la tierra con su inmoralidad y le ha hecho pagar la sangre de sus servidores.
2 porque sus juicios son verdaderos y justos; porque juzgó a la gran ramera, la cual corrompía la tierra con su fornicación, y en la mano de ella ha vengado la sangre de sus siervos.°
2 porque sus designios son verdaderos y equitativos; pues ha juzgado a la gran prostituta, la que corrompía la tierra con su fornicación; y ha tomado venganza de la sangre de sus siervos'.
Regocijaos, cielos, a par de él y adórenle todos los ángeles de Dios; regocijaos gentes, con su pueblo, y confórtense en él, todos los hijos de Dios; porque la sangre de sus hijos ha vengado; y vengaráse y retribuirá venganza a sus enemigos; y a los que aborrecen, retribuirá, y purificará el Señor la tierra de su pueblo.»
Y clamaban con voz grande, diciendo: «¿Hasta cuándo, el Soberano, el santo y verdadero, no juzgas y vindicas nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra?
En día de venganza retribuiré, cuando vacilare el pie de ellos; porque cerca el día de perdición para ellos; y sobreviene ya lo preparado para vosotros.
porque del vino del furor de la ramería de ella han bebido todas las gentes; y los reyes de la tierra con ella han ramereado; y los mercaderes de la tierra, con el poder de la libídene de ella, enriquecido».
Y cantan el cantar de Moisés, el siervo de Dios, y el cantar del Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas, tus obras, Señor, el Dios el omnipotente; justos y verdaderos tus caminos, ¡el rey de las gentes!