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1 Pedro 1:3 - Biblia Septuaginta al Español

3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; quien, según la muchedumbre de su misericordia, nos ha regenerado en esperanza viva, por resurrección de Jesucristo de entre muertos;

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Biblia Reina Valera 1960

3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús, nuestro Señor, por su gran misericordia. Al resucitar a Cristo Jesús de entre los muertos, nos dio una vida nueva y una esperanza viva.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Mesías, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por medio de la resurrección de Jesús el Mesías de entre los muertos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Bendito Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,

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1 Pedro 1:3
56 Referans Kwoze  

renacidos, no de simiente corruptible, sino incorruptible; por palabra de viviente Dios y permanente.


porque todo lo nacido de Dios, vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.


Y el Dios de la esperanza llenaráos de todo gozo y paz en el creer; para que abundéis en la esperanza, en virtud de Espíritu Santo.


en quien tenemos la redención por su sangre: la remisión de las caídas, según la riqueza de su gracia;


¡Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el padre de las misericordias y Dios de toda consolación;


Y todo el que tiene esta esperanza en él, santifícase, así como aquél santo es.


con la esperanza, gozándoos; en la tribulación pacientes; en la oración, perseverantes;


Si supiereis que es justo, conoced que también todo el que hace la justicia, de él ha nacido.


Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; el que nos ha bendecido en toda bendición espiritual, en lo celeste, en Cristo;


Y pasó Señor ante su faz y clamó: «¡Señor, Señor! el Dios misericordioso y compasivo, longánimo, y lleno de piedad y fidelidad;


Y al que puede a todo exceder, en abundancia, sobre lo que pedimos o entendemos, según el poder, el que opera en nosotros;


para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación, en conocimiento de él,


Como también a vosotros una imagen(g) , ahora salva: el bautismo: no de carne ablución, de inmundicia; sino de conciencia buena seguridad para con Dios, por resurrección de Jesucristo;


y sobreabundó la gracia de nuestro Señor con fe y amor el en Cristo Jesús.


pero Dios, rico siendo en misericordia, por su mucho amor con que nos amó;


Queriendo, engendrónos con palabra de verdad, para que seamos ciertas primicias de sus criaturas.


aguardando la bienaventurada esperanza y aparición de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo;


Pero, ahora Cristo ha resucitado de entre muertos, primicias de los dormidos.


Y ahora queda fe, esperanza, caridad: estas tres cosas; pero la mayor de éstas, la caridad.


Todo el que ha nacido de Dios, pecado no hace; porque la simiente de él(b) en él permanece; y no puede pecar(c) , porque de Dios ha nacido.


cual recién nacidos niños, la racional, indolosa leche ansiad; a fin de que en ella crezcáis en salud;


pero Cristo, como Hijo(e) , sobre su casa; cuya casa somos nosotros, si la libre habla y la gloriación de la esperanza, hasta el fin, firme retuviéremos.


memorando vuestra obra de la fe y del trabajo de la caridad y la paciencia de la esperanza de nuestro Señor Jesucristo delante de Dios y Padre nuestro;


a quienes quiso Dios manifestar cuál(j) la riqueza de la gloria de este misterio, entre las gentes, el que es Cristo entre vosotros: la esperanza de la gloria;


Pues, por la esperanza, nos hemos salvado; pero la esperanza que ve, no es esperanza; pues lo que ve alguien ¿qué(f) espera?


Pero, si el espíritu del que resucitó a Jesús de muertos, habita en vosotros, el que resucitó a Cristo de muertos, vivificará también los mortales cuerpos vuestros, por inhabitar su espíritu en vosotros.


que, no de sangres(c) ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios han nacido.


y oró al Señor y dijo: «Oh Señor, ¿no oís(a) éstas mis palabras, estando yo aún en mi tierra? Por esto me apresuré a huir a Tarsis, por cuanto conocí que tu eres misericordioso y compasivo, longánimo y piadosísimo, y arrepintiéndote de los males.


Resurgirán los muertos, y resucitarán los en los monumentos, y se alegrarán los en la tierra, pues el rocío, el de ti, sanidad les es; más la tierra de los impíos caerá.


Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca; sino que el nacido de Dios se guarda a sí mismo(b) ; y el malo no le coge.


Todo el que cree que Jesús es el Cristo, de Dios ha nacido; y todo el que ama al engendrante, ama también al engendrado de él.


si ya perseveráis en la fe fundados, y estables y no removibles de la esperanza del Evangelio que oísteis, el que ha sido predicado en toda criatura, la bajo el cielo; del cual he sido yo, Pablo, hecho ministro.


Pues, si, enemigos siendo, reconciliados hemos sido con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más reconciliados nos salvaremos en su vida;


quien fue entregado por causa de nuestras caídas y resucitado por causa de nuestra justificación.


«Madre Sión (dirá el hombre) y Hombre ha nacido en ella; y él la ha fundamentado, el Altísimo».


¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué contristado ando al atribularme mi enemigo?


Y dijo David a toda la congregación: «Bendecid al Señor, nuestro Dios.» Y bendijo toda la congregación al Señor, el Dios de sus padres, y doblando las rodillas, adoraron al Señor;


Y dijo: «Bendito el Señor, el Dios de Israel hoy, quien habló en su boca, de David mi padre, y en sus manos cumplió, diciendo:


Amados, amémonos unos a otros, porque el amor de Dios es; y todo el que ama, de Dios ha nacido y conoce a Dios.


Y no queremos que ignoréis, hermanos, acerca de los que duermen, para que no os contristéis, tal como también los demás, los que no tienen esperanza.


Y, cuantos con esta regla andan, paz sobre ellos y misericordia, y sobre el Israel de Dios.


Y el mismo Señor nuestro Jesucristo y el Dios y Padre nuestro; el que nos amó y dio consolación eterna y esperanza buena en gracia;


Por lo cual, ciñéndoos los lomos de vuestra mente, ayunos(g) , perfectamente esperad en la que se os trae gracia, en revelación de Jesucristo.


los, por él fieles a Dios; el que le resucitó de muertos, y gloria le dio; para que vuestra fe y esperanza sea en Dios.


Pues así en otro tiempo también las santas mujeres, las que esperaban en Dios, adornábanse, sometiéndose a los propios maridos;


Y al Señor, al Cristo santificad(e) en vuestros corazones, prontos siempre a defensa a todo el que os pidiere cuenta de la en vosotros esperanza;


Y vino Ezequías y los príncipes y vieron los montones, y bendijeron al Señor y a su pueblo Israel.


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