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Zacarías 7:14 - Biblia Martin Nieto

14 Los dispersé entre los pueblos a quienes no conocían, y la tierra quedó desolada después de su partida, de tal manera que nadie pasaba por ella. La tierra de delicias quedó convertida en desierto'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 sino que los esparcí con torbellino por todas las naciones que ellos no conocían, y la tierra fue desolada tras ellos, sin quedar quien fuese ni viniese; pues convirtieron en desierto la tierra deseable.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Como con un torbellino, los dispersé entre las naciones lejanas, donde vivieron como extranjeros. La tierra quedó tan desolada que nadie pasaba por allí. ¡Convirtieron su hermosa tierra en un desierto!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Por esta razón los dispersé entre naciones desconocidas para ellos y a sus espaldas dejaron un país desolado y sin alma viviente. Por culpa de ellos un país fértil se convirtió en un desierto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 sino que los dispersé con un torbellino por todas las naciones que no conocían. Y esta tierra fue desolada tras ellos, sin que nadie la transitara, pues convirtieron una tierra deliciosa en desolación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Los he dispersado entre todas las naciones que no conocían. y la tierra quedó desolada cuando se fueron, sin que nadie transitara por ella. Así han convertido en desierto un país delicioso'.

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Zacarías 7:14
35 Referans Kwoze  

Así se cumplía la palabra del Señor pronunciada por Jeremías: 'Hasta que la tierra disfrute de su descanso, descansará durante todos los días de la desolación, hasta que se cumplan setenta años'.


pasen como la babosa que se deshace en baba, como el abortado que nunca vio la luz.


Pero él las amenaza y huyen lejos, dispersas como paja en los montes por el viento, como un torbellino por el vendaval.


Oráculo sobre el desierto marítimo: Como huracanes atravesando el Negueb, vienen del desierto, de región espantosa.


No serás ya la abandonada, la maldecida de los viandantes; yo haré de ti una gloria eterna, una delicia de todas las generaciones.


Pues el Señor viene entre fuego, sus carros como torbellino, para desfogar su cólera en incendio y sus amenazas en ardientes llamas.


Numerosos pastores han devastado mi viña, han pisoteado mi tierra, han convertido mi campo tan querido en un desierto desolado.


Mirad, la borrasca del Señor estalla, un huracán se desencadena, se precipita sobre la cabeza de los malhechores.


El huracán del Señor se desata, una tempestad se desencadena; sobre la cabeza de los criminales se precipita.


Entonces los dignatarios dijeron a Baruc: 'Ve y escóndete, con Jeremías: que nadie sepa dónde estáis'.


Por eso se encendieron mi furor y mi cólera y consumieron las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén, dejándolas convertidas en desolación y ruinas, como lo están actualmente.


Yo haré venir sobre vosotros una nación de muy lejos, oh casa de Israel -dice el Señor-; una nación invencible, una nación muy antigua, una nación cuya lengua desconoces y cuyo hablar no comprendes.


el año veintitrés de Nabucodonosor, Nebuzardán, jefe de la escolta, deportó setecientos cuarenta y cinco judíos. En total: cuatro mil seiscientas personas.


Y dirás al pueblo del país: Esto dice el Señor Dios a los habitantes de Jerusalén y a la tierra de Israel: Comerán su pan con angustia y beberán su agua con estremecimiento, porque su tierra será devastada a causa de la violencia de todos sus habitantes.


Te dispersaré entre las naciones y te esparciré entre gentes extrañas. Así te purificaré de tu impureza.


Los padres devorarán a sus hijos en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres. Ejecutaré contra ti la sentencia y esparciré a todos los vientos lo que aún quede de ti.


De uno de ellos, el más pequeño, salió además otro cuerno, que creció enormemente en dirección del mediodía, del oriente y de la tierra santa.


Mi Dios los rechazará, porque no le han escuchado, y andarán errantes entre las naciones.


Ante él devora un fuego, detrás de él una llama abrasa. Si antes de su llegada era el país un jardín del Edén, después que pase será un desierto desolado; nada escapará a su furor.


enviaré contra vosotros fieras salvajes, que devorarán a vuestros hijos, destrozarán vuestros ganados y os diezmarán hasta el punto de quedar desiertos vuestros caminos.


A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas.


prenderé fuego a los muros de Rabbá y devorará sus palacios entre el clamor de un día de batalla y el torbellino de un día de huracán.


El Señor es paciente, pero de gran poder, y no deja pasar nada. El Señor camina en la tempestad y en el huracán, y las nubes son el polvo de sus pies.


Traspasas con tus dardos la cabeza de sus guerreros, que se lanzan como un turbión y se dispersan entre algazara, como si fuesen a devorar al pobre en su cubil.


'Yo he exterminado a las naciones, han sido derruidas sus fortalezas, he asolado sus calles sin dejar transeúntes, han sido devastadas sus ciudades; no queda un hombre, ni un solo habitante'.


Yo le dije: '¿Dónde vas? Y me contestó: A medir a Jerusalén para ver cuál es su anchura y su longitud.


El Señor todopoderoso me dirigió esta palabra: Esto dice el Señor todopoderoso:


El Señor aparecerá sobre ellos, y lanzará sus flechas como rayos. El Señor tocará la trompeta y marchará en los torbellinos del sur.


Un pueblo desconocido para ti comerá las cosechas de tu tierra y el fruto de todas tus fatigas, mientras tú serás siempre oprimido y aplastado.


El Señor hará venir contra ti un pueblo lejano, desde los confines de la tierra, veloz como el águila, de lengua desconocida para ti;


El Señor te dispersará entre todos los pueblos, de uno a otro extremo de la tierra, y allí serviréis a otros dioses de madera y de piedra desconocidos de ti y de tus padres.


El Señor os dispersará entre los pueblos, y sólo quedará de vosotros un pequeño número en medio de las naciones entre las que el Señor os arrojará.


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