Salmos 119:80 - Biblia Martin Nieto

⁸⁰ que yo cumpla perfectamente tus decretos para no tener que avergonzarme.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁸⁰ Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, Para que no sea yo avergonzado. Caf

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁸⁰ Que sea intachable en guardar tus decretos; entonces nunca seré avergonzado.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁸⁰ Que cumpla mi corazón sin falla tus preceptos, para que no quede avergonzado.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁸⁰ Sea mi corazón íntegro en tus estatutos, Para que no me avergüence.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁸⁰ Que yo sea perfecto en tus mandatos, para no quedar avergonzado.

Salmos 119:80 Referans Kwoze

2 Crónicas 12:14

Obró mal, pues su corazón estuvo alejado del Señor.

2 Crónicas 15:17

En cambio, no se quitaron las colinas, aunque Asá fue siempre fiel al Señor.

2 Crónicas 25:2

Hizo lo que es justo a los ojos del Señor, pero no con entero corazón.

Salmos 119:6

entonces no tendré vergüenza alguna en mirar a todos tus mandamientos.

Salmos 25:21

La integridad y la rectitud me guardarán, pues en ti, Señor, he puesto mi esperanza.

Salmos 32:2

dichoso aquel a quien el Señor no le tiene en cuenta su delito y no tiene dobles intenciones.

Proverbios 4:23

Sobre todas las cosas, vigila tu corazón, porque de él brotan las fuentes de la vida.

Ezequiel 11:9

Os arrastraré fuera de la ciudad, os entregaré en manos de extranjeros y ejecutaré en vosotros mi justa venganza.

Juan 1:47

Jesús vio a Natanael, que se le acercaba, y dijo de él: 'Éste es un israelita auténtico, en el que no hay engaño'.

2 Corintios 1:12

Nos sentimos orgullosos de que nuestra conciencia nos asegure que nos hemos comportado con todo el mundo, y especialmente con vosotros, con la sencillez y la sinceridad que Dios da, y no por la sabiduría humana, sino por la gracia de Dios.

Deuteronomio 26:16

Hoy te manda el Señor, tu Dios, poner por obra estos preceptos y mandatos. Guárdalos y ponlos en práctica con todo tu corazón y toda tu alma.

1 Juan 2:28

Ahora, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que, cuando él venga, podamos sentirnos seguros y no nos avergoncemos de encontrarnos lejos de él en su venida.