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Isaías 54:8 - Biblia Martin Nieto

8 En un rapto de mi cólera oculté de ti mi rostro un instante, mas con eterna bondad de ti me apiado -dice tu redentor, el Señor-.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 En un estallido de enojo aparté de ti mi rostro por un poco de tiempo. Pero con amor eterno tendré compasión de ti —dice el Señor, tu Redentor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 En unos momentos de ira te oculté mi rostro, pero con amor que no tiene fin me apiado de ti -dice Yavé, que te viene a rescatar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 En un arrebato de ira, por un breve momento, escondí mi rostro de ti, Pero con gran compasión tendré misericordia de ti eternamente, dice YHVH, tu Redentor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 En un acceso de cólera escondí mi rostro de ti un instante; pero de ti me apiado con amor eterno dice tu redentor, Yahveh.

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Isaías 54:8
34 Referans Kwoze  

Pero el amor del Señor a sus fieles es eterno, y su justicia para todas sus generaciones,


él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura;


Al maestro de coro. De David


no me ocultes tu rostro, no rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me abandones, no me dejes, oh Dios, salvador mío.


Cantad al Señor, fieles del Señor, alabad su nombre santo;


Pues el Señor se compadecerá de Jacob, elegirá otra vez a Israel y los restablecerá en su país. El extranjero seguirá también sus pasos y se unirá a la casa de Jacob.


Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos y cierra las puertas tras de ti; escóndete un instante hasta que pase la cólera.


¿Por qué dices, Jacob, y afirmas tú, Israel: Mi suerte está oculta al Señor, a Dios se le pasa por alto mi derecho?


Sí, en ti hay un Dios escondido, el Dios de Israel, el salvador.


Yo, irritado contra mi pueblo, dejé profanar mi heredad, la abandoné en tus manos; pero tú no tuviste compasión; sobre el anciano cargaste tu pesado yugo.


Esto dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te enseña lo que te da éxito y te indica el camino que debes seguir.


No padecerán hambre ni sed, no les alcanzará ni el viento árido ni el sol, porque el que se apiada de ellos los guiará y los conducirá a manantiales de agua.


Cielos, gritad de gozo; alégrate, tierra; montes, saltad de júbilo, pues el Señor ha consolado a su pueblo, se ha compadecido de los desgraciados.


A tus opresores haré comer su propia carne, de su misma sangre se embriagarán como de vino nuevo. Y todo mortal sabrá que yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob.


Vacilarán los montes, las colinas se conmoverán; pero mi bondad hacia ti no desaparecerá ni vacilará mi alianza de paz -dice el Señor-, el que de ti se compadece.


Pues tu esposo será tu creador, cuyo nombre es Señor todopoderoso; tu redentor, el Santo de Israel, que se llama Dios de toda la tierra.


Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David.


Deje el malvado su camino, y el malhechor sus pensamientos; conviértase al Señor, que tendrá piedad de él; a nuestro Dios, que es generoso en el perdón.


Hijos de extranjeros reconstruirán tus muros, y sus reyes serán tus servidores; pues si en mi ira te aplasté, en mi clemencia me he apiadado de ti.


Recordaré los beneficios del Señor, las alabanzas del Señor, todo lo que el Señor ha hecho con nosotros, su gran bondad con la casa de Israel; todo lo que, en su misericordia, ha hecho con nosotros, y la multitud de sus beneficios.


Y sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros somos la arcilla y tú nuestro alfarero, todos somos obra de tus manos.


Con ansia espero en el Señor, que ha ocultado su rostro a la casa de Jacob; en él confío.


De lejos el Señor se le ha aparecido. Con amor eterno te he amado, por eso te trato con lealtad.


jamás rechazaré a la descendencia de Jacob y de David, mi siervo, ni dejaré de tomar de sus descendientes príncipes que gobiernen la posteridad de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Pues voy a cambiar su suerte y a tener piedad de ellos.


Porque su tierra está llena de delitos contra el Santo de Israel. Pero Israel y Judá no están viudas de su Dios, el Señor omnipotente.


No les volveré más la espalda, pues derramaré mi espíritu sobre la casa de Israel, dice el Señor Dios.


¡Señor, he conocido tu fama; Señor, tengo un gran respeto por tu obra! ¡Hazla revivir en nuestro tiempo, en nuestro tiempo dala a conocer y en la ira acuérdate de compadecerte!


y estoy muy indignado contra las gentes que viven despreocupadamente; yo estaba un poco indignado, pero ellos han aumentado su maldad.


Por tanto, esto dice el Señor: Me compadezco de nuevo de Jerusalén; mi casa será edificada en ella, palabra del Señor todopoderoso, y la plomada será tendida sobre Jerusalén.


Y haré fuerte a la casa de Judá y victoriosa a la casa de José. Les haré retornar a la patria, siento compasión por ellos; serán como si no los hubiese nunca rechazado.


Y que el mismo Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y por su gracia nos ha dado un consuelo eterno y una hermosa esperanza,


Por esto he obtenido yo misericordia, para que Jesucristo demostrase en mí su generosidad para ejemplo de los que por creer en él conseguirán la vida eterna.


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