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Isaías 33:18 - Biblia Martin Nieto

18 Tu corazón recordará los días de terror: '¿Dónde está el que hacía cuentas, dónde el que pesaba el dinero, dónde el que contaba las torres?'.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá: ¿Qué es del escriba?, ¿qué del pesador del tributo?, ¿qué del que pone en lista las casas más insignes?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Recordarán este tiempo de terror y preguntarán: «¿Dónde están los oficiales asirios que contaban nuestras torres? ¿Dónde están los contadores que anotaban el botín sacado de nuestra ciudad caída?».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Entonces tu corazón recordará sus espantos, y dirás: '¿Dónde está el opresor que pesaba y contaba los impuestos y se llevaba a nuestros hijos?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Tu corazón reflexionará acerca del horror pasado,° Y dirá: ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que pesaba el tributo? ¿Dónde está el que inspeccionaba las torres?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Tu corazón recordará el terror: ¿dónde está el que contaba? ¿Dónde está el que pesaba? ¿Dónde está el que contaba las torres?

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Isaías 33:18
16 Referans Kwoze  

Abrahán se puso de acuerdo con Efrón y le pagó el precio que le había pedido en presencia de los hititas: cuatrocientas piezas de plata de moneda corriente en el mercado.


En su tiempo Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajén entregó a Pul unos treinta y cuatro mil kilos de plata para que le ayudase a consolidar el poder real en sus manos.


Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a Laquis una embajada a decir al rey de Asiria: 'He obrado mal. Retírate de aquí y te pagaré el tributo que me impongas'. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, unos diez mil kilos de plata y mil de oro.


No escuchéis a Ezequías, pues esto dice el rey de Asiria: Haced la paz conmigo y entregaos a mí, y así podrá comer cada uno los frutos de su viña y de su higuera y beber el agua de su cisterna


Bendito sea el Señor, pues su amor me hizo un milagro en una ciudad amurallada.


Tú que me has hecho pasar tantas desgracias, tantos males, dame vida de nuevo, hazme salir de nuevo de los abismos de la tierra;


¡Espanto al caer la tarde, y antes de la mañana ya no existen! Tal es el botín de nuestros saqueadores, la suerte de quienes nos despojan.


Serás fundada en la justicia, y estarás a salvo de la opresión, pues nada temerás; a salvo de la destrucción, que nunca más te alcanzará.


¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el maestro? ¿Dónde el estudioso de este mundo? ¡Dios ha convertido en tontería la sabiduría del mundo!


en las persecuciones y en los sufrimientos que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra, donde tantas penalidades tuve que sufrir; pero de todas ellas me libró el Señor.


David estaba muy angustiado porque la gente quería apedrearlo, pues todos estaban muy amargados, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se confortó en el Señor, su Dios.


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