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Isaías 25:9 - Biblia Martin Nieto

9 Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y se dirá en aquel día: He aquí, este es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; este es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 En aquel día, la gente proclamará: «¡Este es nuestro Dios! ¡Confiamos en él, y él nos salvó! Este es el Señor en quien confiamos. ¡Alegrémonos en la salvación que nos trae!».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Entonces dirán: 'Este es, en verdad, nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; éste es Yavé, en quien confiábamos. Ahora estamos contentos y nos alegramos porque nos ha salvado;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Aquel día se dirá: ¡He aquí nuestro Dios! ¡Lo esperamos, y nos ha salvado! ¡Éste es YHVH, en quien esperamos! ¡Regocijémonos y alegrémonos por su salvación!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Aquel día se dirá: 'He aquí nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve, éste es Yahveh en quien esperamos. Exultemos y gocemos en su salvación,

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Isaías 25:9
53 Referans Kwoze  

Tu salvación espero, ¡oh, Señor!


que te conceda todo lo que quieras y realice todos tus proyectos.


Del maestro de coro. Salmo de David


Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor.


Nosotros esperamos al Señor, él es nuestro auxilio y nuestro escudo;


en él se goza nuestro corazón, en su nombre santo confiamos.


Que se alegren y se regocijen en ti todos los que te buscan; que no dejen de decir: 'Dios es grande', los que anhelan tu salvación.


Piedad, Señor, mira cómo me aplasta mi enemigo, sácame de las puertas de la muerte,


Venid, cantemos jubilosos al Señor, aclamemos a la roca que nos salva;


¡Señor, ten piedad de nosotros, que esperamos en ti! Sé nuestra fuerza a la mañana, nuestra salud en tiempo de aflicción.


se han aflojado sus amarras, no sostienen ya el mástil, ni ondean las enseñas.


Que se alegren el desierto y la tierra seca, que se regocije la estepa y que florezca,


Por él volverán los liberados del Señor, llegarán a Sión entre gritos de júbilo, una alegría eterna transformará su rostro; júbilo y alborozo les acompañarán, pena y llanto habrán huido.


que dé flores como el narciso, que salte de alegría. Pues se le ha dado la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y de Sarón; y se verá la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.


Decid a los pusilánimes: ¡Ánimo, no temáis! Mirad, es vuestro Dios; ya viene la venganza, la revancha de Dios; viene él mismo a salvaros.


Pero ahora, Señor, Dios nuestro, líbranos de sus manos, a fin de que todos los reinos de la tierra sepan que tú eres el único Dios'.


Sube a un monte alto, mensajero de albricias de Sión, haz resonar fuertemente tu voz, mensajero de albricias de Jerusalén. Hazla resonar sin miedo: di a las ciudades de Judá: ¡Aquí está vuestro Dios!


Las aventarás y el viento se las llevará, las esparcirá el torbellino; mas tú te regocijarás en el Señor, en el Santo de Israel te gloriarás.


Reyes tendrán por ayos y princesas por nodrizas; rostro en tierra se prosternarán ante ti y lamerán el polvo de tus pies. Y sabrás que yo soy el Señor, que los que en mí esperan jamás son defraudados.


Sí, el Señor se compadece de Sión, se compadece de todas sus ruinas; convertirá su desierto en un edén, y su tierra seca en el jardín del Señor. Gritos de gozo y júbilo se oirán en ella, acción de gracias al son de la música.


El Señor desnuda su brazo santo ante los ojos de todos los pueblos, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.


Y mamarás la leche de los pueblos, las riquezas de los reyes chuparás; y sabrás que yo, el Señor, soy tu salvador, tu libertador, el fuerte de Jacob.


Yo salto de gozo con el Señor, mi alma se entusiasma con mi Dios, porque me ha puesto los vestidos de la salvación, me ha envuelto en el manto de la justicia, como un recién casado se ciñe la diadema o una novia se adorna con sus joyas.


Tú sales a recibir a los que practican la justicia y tienen en la mente tus caminos. Te has irritado, sí, porque pecamos; contra ti, desde antiguo, hemos sido rebeldes.


Y habrá alegría y algazara eterna por lo que yo voy a crear. Pues yo voy a crear para Jerusalén alegría, y para su pueblo regocijo.


Con ansia espero en el Señor, que ha ocultado su rostro a la casa de Jacob; en él confío.


Pero yo clavo mis ojos en el Señor; yo espero en Dios, mi salvador; mi Dios me escuchará.


Pero yo me alegraré en el Señor; me gozaré en Dios, mi salvador.


Efraín será como un héroe, se alegrará su corazón como por el vino; sus hijos, al verlos, se llenarán de alegría, y su corazón se regocijará en el Señor.


Salta de júbilo, hija de Sión; alégrate, hija de Jerusalén, porque tu rey viene a ti: justo y victorioso, humilde y montado en un asno, joven cría de una asna.


Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la liberación de Israel: El Espíritu Santo estaba en él,


Por lo demás, hermanos míos, alegraos en el Señor. No me resulta molesto escribiros las mismas cosas, y a vosotros os es útil.


La verdadera circuncisión somos nosotros, los que damos culto llevados del Espíritu de Dios y estamos orgullosos de Cristo Jesús, no poniendo nuestra confianza en algo humano,


mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que se nos ha prometido y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo,


Por eso estáis alegres aunque de momento os veáis obligados a sufrir diversas pruebas,


al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto por el que os alegráis con un gozo inenarrable y radiante,


mientras esperáis y aceleráis la venida del día de Dios, cuando los cielos incendiados se desintegrarán y los elementos quedarán hechos ceniza.


Miradlo, viene entre nubes; lo verán todos, aun los que lo traspasaron, y se lamentarán sobre él todas las naciones de la tierra. Sí. Amén.


El que afirma estas cosas dice: 'Sí, yo voy a llegar en seguida'. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!


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