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Hebreos 9:28 - Biblia Martin Nieto

28 así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez para quitar los pecados de una multitud. La segunda vez se manifestará a todos aquellos que lo esperan como a su salvador, pero ya no será por causa del pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 así también el Mesías fue ofrecido una vez y para siempre para llevar la carga de los pecados de muchos; y se aparecerá° por segunda vez, sin relación con el pecado, a los que lo esperan para salvación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 así también Cristo, ofrecido una sola vez para quitar los pecados de muchos, se aparecerá, la segunda vez, sin relación ya con el pecado, a los que a él aguardan, para darles la salvación.

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Hebreos 9:28
42 Referans Kwoze  

Aquel día se dirá: Éste es nuestro Dios, de quien esperamos que nos salve; éste es el Señor, en quien esperamos. Alegrémonos, gocémonos, porque nos ha salvado.


'¿Por qué no habéis comido en lugar santo la víctima del sacrificio por el pecado? Es cosa santísima, que se os ha dado para borrar las culpas de la comunidad, haciendo sobre ella el rito de absolución en presencia del Señor.


Y se allanará el valle del Hinón, se allanará como se allanó a causa del terremoto en los días de Ozías, rey de Judá. Y vendrá el Señor, tu Dios, acompañado de todos sus santos.


El Señor dijo a Aarón: 'Tú, tus hijos y la casa de tu padre llevaréis la responsabilidad del santuario. Tú y tus hijos llevaréis la responsabilidad del sacerdocio.


Serán los levitas los encargados del servicio en la tienda de la reunión; ellos tendrán toda la responsabilidad. Es ésta ley perpetua para todas las generaciones: los levitas no tendrán heredad en medio de los israelitas,


un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto;


de la misma manera que el hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida por la liberación de todos'.


'Cuando venga el hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles se sentará sobre el trono de su gloria.


porque ésta es mi sangre, la sangre de la nueva alianza, que será derramada por todos para remisión de los pecados.


Cuando me vaya y os haya preparado el sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que, donde yo estoy, estéis también vosotros;


que les dijeron: 'Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este Jesús que acaba de subir al cielo volverá tal como lo habéis visto irse al cielo'.


a quien Dios ha propuesto como propiciación para que, mediante la fe, se obtenga por su sangre el perdón de los pecados. Puso de manifiesto su justicia al pasar pacientemente por alto los pecados del pasado,


Pero el delito de Adán no puede compararse con el don de Dios. Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón el don de Dios, ofrecido generosamente por un solo hombre, Jesucristo, se concede más abundantemente a todos.


Al morir, murió al pecado una vez para siempre; pero al vivir, vive para Dios.


No sólo ella, sino también nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.


En efecto, lo que la ley era incapaz de hacer, debido a los bajos instintos del hombre, lo hizo Dios enviando a su propio Hijo en condición semejante a la del hombre pecador, como sacrificio por el pecado y para condenar el pecado en su misma naturaleza humana.


De este modo no carecéis de ningún carisma, mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.


Cuando esto corruptible se vista de incorruptibilidad y esto mortal de inmortalidad, entonces se cumplirá lo que dice la Escritura: La muerte ha sido destruida por la victoria.


con la esperanza de que su Hijo Jesús, al que él resucitó de entre los muertos, vuelva del cielo y nos libre del desastre inminente.


Hermanos, respecto de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos


sólo me queda recibir la corona merecida, que en el último día me dará el Señor, justo juez; y no sólo a mí, sino también a todos los que esperan con amor su venida.


mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que se nos ha prometido y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo,


¿No son todos ellos espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquéllos que deben heredar la salvación?


Y en virtud de esta voluntad nosotros somos santificados, de una vez para siempre, por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo.


Buscad afanosamente la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor;


¿cómo podríamos escapar nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, inaugurada por la predicación del Señor, nos ha sido transmitida con garantía por aquellos que le oyeron,


Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, ya que fue probado en todo a semejanza nuestra, a excepción del pecado.


así alcanzó la perfección y se convirtió para todos aquellos que le obedecen en principio de salvación eterna,


que no necesita diariamente, como los sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios primero por sus propios pecados y después por los del pueblo. Esto lo hizo él de una vez para siempre cuando se ofreció a sí mismo.


No para ofrecerse a sí mismo más veces, como lo hace el sumo sacerdote, que entra cada año en el santuario, con sangre ajena;


él que llevó en su propio cuerpo nuestros pecados sobre la cruz para que, muertos para el pecado, vivamos para la justicia: por sus heridas hemos sido curados.


Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual;


mientras esperáis y aceleráis la venida del día de Dios, cuando los cielos incendiados se desintegrarán y los elementos quedarán hechos ceniza.


Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal y como es.


Y sabéis que él se ha manifestado para quitar los pecados, y que no hay pecado en él.


conservaos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.


Miradlo, viene entre nubes; lo verán todos, aun los que lo traspasaron, y se lamentarán sobre él todas las naciones de la tierra. Sí. Amén.


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