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Ezequiel 5:12 - Biblia Martin Nieto

12 Un tercio de tus habitantes morirá de peste y se consumirá de hambre en medio de ti, otro tercio caerá a cuchillo en tus alrededores y el otro lo esparciré yo a todos los vientos, desenvainando detrás de ellos la espada.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Una tercera parte del pueblo morirá de hambre y de enfermedades en la ciudad. Otra tercera parte será masacrada por el enemigo fuera de las murallas de la ciudad. A la otra tercera parte la dispersaré a los cuatro vientos y la perseguiré con mi espada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Un tercio de tus habitantes morirá de peste o será consumido por el hambre dentro de tus muros; un tercio será muerto a espada en todo tu alrededor, dispersaré a los demás a los cuatro vientos y accionaré la espada tras ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Un tercio de los tuyos morirá de peste, el hambre los consumirá dentro de ti; un tercio caerá a espada alrededor tuyo, y un tercio esparciré a todos los vientos, y los perseguiré con la espada desnuda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 'Una tercera parte de tus habitantes morirá de peste y perecerá de hambre dentro de ti; otra tercera parte caerá a espada en tus alrededores; y esparciré la otra tercera parte a todos los vientos, desenvainando la espada tras ellos.

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Ezequiel 5:12
37 Referans Kwoze  

Por eso dice el Señor todopoderoso, el Fuerte de Israel: ¡Ah, yo me vengaré de mis adversarios, daré cuenta de mis enemigos!


Yo os dispersaré como una paja arrebatada por el viento del desierto.


Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque ofrezcan holocaustos y ofrendas, no los aceptaré; antes bien, aniquilaré a este pueblo con la espada, el hambre y la peste'.


Y si te dicen: ¿Adónde vamos a ir?, les responderás: Esto dice el Señor: ¡Quien está destinado a la peste, a la peste; quien a la espada, a la espada; quien al hambre, al hambre; quien al cautiverio, al cautiverio!


Languidece la madre de siete hijos, está para entregar el alma; su sol se pone siendo aún pleno día, está avergonzada y humillada. Y lo que de ellos queda lo entregaré a la espada, ante sus enemigos' -dice el Señor-.


El que quede en esta ciudad morirá de espada, de hambre o de peste; el que salga y se rinda a los caldeos que os asedian, vivirá. Conservará su vida como botín.


Los convertiré en objeto de horror para todos los reinos de la tierra; oprobio, chisme, escarnio y maldición en todos los países en que los arroje.


Por tanto, sabed bien que moriréis a espada, de hambre y de peste en el lugar a donde queréis ir a vivir'.


Voy a montar guardia sobre ellos para su daño y no para su bien, y todos los hombres de Judá que están en Egipto perecerán por la espada y el hambre hasta quedar completamente exterminados,


Los dispersaré entre las naciones que no conocieron ni ellos ni sus padres y enviaré tras ellos la espada hasta exterminarlos'.


'Ea, llamad a las plañideras, mandadles venir; escoged a las más hábiles; que vengan


Esparciré a todos los vientos a su séquito, su guardia y sus servidores, y desenvainaré la espada detrás de ellos.


O si yo hiciese venir contra ese país la espada y dijese: Que pase la espada por ese país y extermine hombres y animales,


Y si mandase la peste sobre aquel país y desahogase en sangre mi ira contra ellos exterminando hombres y animales,


Esto dice el Señor Dios: 'Cuando yo mande contra Jerusalén estos cuatro azotes: espada, hambre, animales feroces y peste para exterminar de ella hombres y animales,


Cuando haya desahogado mi ira contra ti, mi celo por ti se aplacará, me apaciguaré y no me encolerizaré más.


También yo batiré palmas y aplacaré mi cólera. Yo, el Señor, he hablado'.


He tratado de purificarte de tu mancha vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu inmundicia. No serás, pues, purificada hasta que yo no desencadene sobre ti mi furor.


Les dirás lo siguiente: Esto dice el Señor Dios: Por mi vida que los que habitan entre las ruinas morirán a espada, los que andan por el campo los entregaré como pasto a las fieras y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste.


Los dispersé entre las naciones, los esparcí por diversos países, los juzgué según su conducta y sus acciones.


No pondrán su umbral junto a mi umbral, ni sus jambas junto a mis jambas, con un muro común entre ellos y yo, profanando así mi santo nombre con todas las prácticas detestables que cometieron y por las que yo los aniquilé en mi cólera.


Los padres devorarán a sus hijos en medio de ti, y los hijos devorarán a sus padres. Ejecutaré contra ti la sentencia y esparciré a todos los vientos lo que aún quede de ti.


Mandaré contra vosotros el hambre y las bestias feroces, que te dejarán sin hijos; la peste y la sangre pasarán por ti y descargaré contra ti la espada. Yo, el Señor, he hablado'.


Cuando se cumplan los días del asedio, quemarás al fuego una tercera parte en medio de la ciudad, otra tercera parte la cortarás a espada en sus alrededores y la otra la esparcirás al viento, mientras que yo desenvainaré la espada detrás de ellos.


Sin embargo, dejaré un resto de vosotros, los que hayan escapado a la espada, que dispersaré entre las naciones.


Está fuera la espada; la peste y el hambre dentro; el que se encuentre en el campo caerá de hambre y peste.


Ya llega tu fin, porque yo desencadeno mi ira contra ti. Te juzgaré según tus obras y te pediré cuenta de todas tus horribles acciones.


A vosotros os dispersaré entre las naciones y os perseguiré con la espada desenvainada. Vuestra tierra será una desolación y vuestras ciudades un montón de ruinas.


si van cautivos delante de sus enemigos, ordenaré a la espada que los mate; yo pondré mis ojos sobre ellos para su mal y no para su bien.


Voy a dar órdenes de zarandear a la casa de Israel por todas las naciones como se zarandea en el cedazo, y ni una piedrecita caerá a tierra.


Los dispersé entre los pueblos a quienes no conocían, y la tierra quedó desolada después de su partida, de tal manera que nadie pasaba por ella. La tierra de delicias quedó convertida en desierto'.


No encontrarás la paz entre esas naciones ni habrá descanso para la planta de tus pies, sino que el Señor te dará un corazón asustado, ojos apagados y ánimo abatido.


Y apareció un caballo pajizo, cuyo jinete se llamaba muerte (el abismo le acompañaba). Le fue dado poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, con el hambre, con la peste y con las fieras de la tierra.


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