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Ezequiel 3:17 - Biblia Martin Nieto

17 'Hijo de hombre, yo te he puesto como centinela de la casa de Israel. Cuando oigas de mi boca una palabra, los advertirás de parte mía.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

17 Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel; oirás, pues, tú la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 «Hijo de hombre, te he puesto como centinela para Israel. Cada vez que recibas un mensaje mío, adviértele a la gente de inmediato.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Hijo de hombre, te he puesto como un vigía para la casa de Israel: si oyes una palabra que salga de mi boca, inmediatamente se lo advertirás de mi parte.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Hijo de hombre, Yo te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y cuando oigas una palabra de mi boca, la darás a ellos como advertencia de parte mía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 'Hijo de hombre, te hago centinela de la casa de Israel, para que, cuando oigas de mi boca una palabra, les avises de mi parte.

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Ezequiel 3:17
29 Referans Kwoze  

En todas las causas que os presenten vuestros hermanos que viven en sus ciudades, causas de sangre o cuestiones sobre la ley, mandamientos, preceptos o costumbres, vosotros los instruiréis, para que no pequen contra el Señor y no caiga su cólera sobre vosotros y sobre ellos. Si obráis así, salvaréis vuestra responsabilidad.


Me encontraron los centinelas, los que hacen la ronda por la ciudad: '¿Habéis visto al amor de mi vida?'.


Los centinelas me encontraron, los que hacen la ronda en la ciudad; me golpearon, me hirieron, me arrancaron el velo los guardias de los muros.


Pues así me ha hablado el Señor: Anda, coloca un centinela que anuncie lo que vea.


El centinela ha gritado: En la atalaya, Señor, estoy alerta todo el día; en mi puesto de guardia estoy en pie toda la noche.


¡Escucha! Tus centinelas alzan la voz, gritan de júbilo a la vez, porque ven cara a cara al Señor, que regresa a Sión.


Nuestros guardianes están todos ciegos, no comprenden nada; son todos perros mudos, que no saben ladrar; siempre tumbados, sólo dormir les gusta.


Clama a voz en grito sin reparo, alza tu voz como la corneta. Anuncia a mi pueblo sus injusticias, a la casa de Jacob sus pecados.


Sobre tus murallas, Jerusalén, he apostado centinelas, para que ni de día ni de noche se callen nunca. Vosotros, los que rendís memoria al Señor, no os concedáis reposo.


Pero el Señor me respondió: 'No digas: ¡soy joven!, porque adonde yo te envíe, irás; y todo lo que yo te ordene, dirás.


Sí, vendrá un día en que los centinelas gritarán en la montaña de Efraín: '¡Levantaos, subamos a Sión, hacia el Señor, nuestro Dios!'.


¿A quién he de hablar? ¿A quién conjurar para que escuche? Ved, su oído está incircunciso, no pueden escuchar. Ved, la palabra del Señor es para ellos objeto de irrisión; han perdido su gusto.


He emplazado sobre ellos centinelas. '¡Atención al sonar de la trompeta!'. Pero han dicho: '¡No estaremos atentos!'.


Yo comuniqué entonces a todos los deportados todas las cosas que el Señor me había hecho ver.


Por eso, profetiza contra ellos, profetiza, hijo de hombre'.


Les comunicarás mis palabras, escuchen o no, porque son una raza de rebeldes.


Yo estaré en mi puesto de guardia, me situaré en la torre, y estaré alerta para ver lo que él me dice, lo que responde a mi lamento.


Y Ageo, enviado del Señor, dirigió al pueblo este mensaje del Señor: 'Yo estoy con vosotros, palabra del Señor'.


Al ver venir a su bautismo a muchos de los fariseos y saduceos, les dijo: 'Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que os amenaza?


Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas.


No os escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos muy queridos.


Sabiendo que debemos respetar al Señor, tratamos de convencer a los hombres, pues somos bien conocidos de Dios, y espero que lo seamos también de vuestras conciencias.


Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortase por nosotros. En nombre de Cristo os rogamos: reconciliaos con Dios.


a quien nosotros anunciamos amonestando e instruyendo a todos los hombres en toda sabiduría, para presentarlos perfectos en Jesucristo;


Hermanos, os pedimos también que corrijáis a los indisciplinados, que animéis a los cobardes, que sostengáis a los débiles y que seáis pacientes con todos.


Obedeced a vuestros jefes y estadles sumisos, porque ellos cuidan de vuestras vidas, de las cuales deberán dar cuenta, para que lo hagan con alegría y no con lágrimas, lo que no os beneficiaría nada.


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