2 Reyes 25:10 - Biblia Martin Nieto

¹⁰ Todo el ejército de los caldeos, que estaba a las órdenes del jefe de la escolta, demolió las murallas de Jerusalén.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalén.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Después supervisó a todo el ejército babilónico mientras derribaba por completo las murallas de Jerusalén.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ Las tropas caldeas que acompañaban al jefe de los guardias demolieron la muralla que rodeaba a Jerusalén.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ Y todo el ejército de los caldeos que estaba con el capitán de la guardia, derribó los muros alrededor de Jerusalem.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Todas las tropas caldeas que estaban con el jefe de la guardia demolieron las murallas que rodeaban Jerusalén.

2 Reyes 25:10 Referans Kwoze

2 Reyes 14:13

Joás, rey de Israel, hizo prisionero en Bet Semes a Amasías, rey de Judá; luego llegó a Jerusalén y abrió en sus murallas una brecha de doscientos metros, desde la puerta de Efraín hasta la puerta del ángulo;

Nehemías 1:3

Me dijeron: 'Los supervivientes del destierro que quedan allí, en la provincia, se encuentran en gran estrechez y humillación; la muralla de Jerusalén está destrozada y sus puertas destruidas por el fuego'.

Salmos 144:14

que nuestros bueyes vengan bien cargados, que no haya brechas ni fugas, ni gritos de alarma en nuestras plazas.

Salmos 79:1

Salmo de Asaf

Jeremías 39:8

Los caldeos prendieron fuego al palacio real y a las casas del pueblo, y derruyeron los muros de Jerusalén.

Jeremías 5:10

Escalad sus cercas, destruidlas, arrasadlas totalmente, arrancad sus sarmientos, porque no pertenecen al Señor.

Ezequiel 33:21

El año duodécimo de nuestro cautiverio, el día cinco del décimo mes, llegó a mí el fugitivo de Jerusalén y me dijo: '¡Ha sido tomada la ciudad!'.

Deuteronomio 28:51

Comerán las crías de tus ganados y los frutos de tu tierra hasta arruinarte; no te dejarán nada, ni trigo, ni mosto, ni aceite, ni las crías de tus vacas, ni los corderos de tus ovejas, hasta exterminarte.