Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Mateo 8:29 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

29 los demonios gritaron: —¡Jesús, Hijo de Dios!, ¿qué vas a hacernos? ¿Vas a castigarnos antes del juicio final?

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

29 Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Comenzaron a gritarle: «¿Por qué te entrometes con nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para torturarnos antes del tiempo establecido por Dios?».

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Y se pusieron a gritar: '¡No te metas con nosotros, Hijo de Dios! ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?'

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

29 Y de súbito gritaron, diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Hijo de Dios? ¿Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos?

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Y se pusieron a gritar: '¿Qué tienes tú que ver con nosotros, Hijo de Dios? ¿Viniste antes de tiempo para atormentarnos?'.

Gade chapit la Kopi




Mateo 8:29
20 Referans Kwoze  

Pero el rey le dijo: —No te metas en mis asuntos. Tal vez Dios lo mandó a maldecirme. Si es así, nosotros no somos nadie para impedírselo.


22 (23) Pero David dijo: —¡Tú no te metas, hijo de Seruiá! ¡Hasta parece que fueras mi enemigo! Hoy los israelitas me han reconocido como su rey, así que hoy nadie morirá.


Entonces la mujer le dijo a Elías: —Profeta, ¿qué tienes en mi contra? ¿Has venido a recordarme mis pecados y a castigarme con la muerte de mi hijo?


pero este le dijo al rey de Israel: —¡Yo no tengo nada que ver contigo! ¡Pregúntale a esos profetas, a quienes tu padre y tu madre siempre consultan! El rey de Israel le respondió: —No lo haré. Quien nos desvió hasta aquí fue Dios, para que el rey de Moab nos destruya.


pero Necao envió mensajeros a decirle: «No tengo nada contra ti, rey de Judá. No he salido a pelear contra ti, sino contra una nación enemiga. Además, Dios me ha ordenado hacer esto con prontitud. No te opongas a los planes de Dios, porque él podría destruirte».


4 (4.4) »Ciudades de Tiro y de Sidón, no les conviene ponerse en mi contra. Y a ustedes, provincias de Filistea, no les conviene desquitarse conmigo, porque yo les daré su merecido más pronto de lo que piensan.


Entonces llegó el diablo para ponerle una trampa, y le dijo: —Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.


No muy lejos de allí había muchos cerdos, y


El espíritu le gritó a Jesús: —¡Jesús de Nazaret! ¿Qué tienes contra nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo te conozco. ¡Tú eres el Hijo de Dios!


Cuando los espíritus malos veían a Jesús, caían al suelo y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»


Jesús ordenó al espíritu malo: —¡Espíritu malo, sal de este hombre! Entonces el espíritu malo le contestó a gritos: —¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? ¡No me hagas sufrir! ¡Por Dios, te pido que no me hagas sufrir!


—¡Jesús de Nazaret! ¿Qué quieres hacer con nosotros? ¿Acaso vienes a destruirnos? Yo sé quién eres tú. ¡Eres el Hijo de Dios!


Los demonios que salían de la gente gritaban: —¡Tú eres el Hijo de Dios! Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque ellos sabían que él era el Mesías.


Como los demonios lo atacaban muchas veces, la gente le ponía cadenas en las manos y en los pies, y lo mantenía vigilado. Pero él rompía las cadenas, y los demonios lo hacían huir a lugares solitarios. Cuando este hombre vio a Jesús, lanzó un grito y cayó de rodillas ante él. Entonces Jesús ordenó a los demonios que salieran del hombre, pero ellos gritaron: —¡Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¿Qué vas a hacer con nosotros? Te rogamos que no nos hagas sufrir.


Jesús le respondió: —Madre, ese no es asunto nuestro. Aún no ha llegado el momento de que yo les diga quién soy.


La muchacha nos seguía y le gritaba a la gente: «¡Estos hombres trabajan para el Dios Altísimo, y han venido a decirles que Dios puede salvarlos!»


Tú crees que existe un solo Dios. ¡Muy bien! Pero hasta los demonios creen en él y tiemblan de miedo.


Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los mandó al infierno. Y allí están, encadenados en la oscuridad, hasta que llegue el día en que Dios juzgará a todos.


Así pasó también con los ángeles que rechazaron y abandonaron el lugar de honor que Dios les había dado. Dios los tiene atados para siempre con cadenas, y están encerrados en lugares oscuros, hasta que llegue el gran día del juicio final.


Después de eso, Jefté envió unos mensajeros al rey de los amonitas para que le dijeran: «¿Qué tienes contra nosotros? ¿Por qué vienes a atacar mi territorio?»


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite