Biblia Todo Logo
Bib sou entènèt

- Piblisite -





Marcos 9:24 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

24 Enseguida el padre gritó: —Sí, confío en Dios. ¡Ayúdame a confiar más en él!

Gade chapit la Kopi


Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.

Gade chapit la Kopi

Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Al instante el padre clamó: —¡Sí, creo, pero ayúdame a superar mi incredulidad!

Gade chapit la Kopi

Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Al instante el padre gritó: 'Creo, ¡pero ayuda mi poca fe!'

Gade chapit la Kopi

La Biblia Textual 3a Edicion

24 Inmediatamente el padre del muchacho, clamando, dijo: ¡Creo! ¡Ayuda mi poca fe!

Gade chapit la Kopi

Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Al momento, el padre del niño exclamó: '¡Creo! ¡Ayuda a mi escasa fe!'.

Gade chapit la Kopi




Marcos 9:24
21 Referans Kwoze  

Pero cuando Dios vea lo mucho que estoy sufriendo, tal vez me envíe bendiciones y no maldiciones».


«Vuelve y dile al rey, que yo, el Dios de su antepasado David, escuché su oración y vi sus lágrimas. Dile que voy a sanarlo, y que le daré quince años más de vida. Dentro de tres días ya podrá venir a mi templo para adorarme. Además, por amor a mí mismo, y a David, quien me fue fiel en todo, salvaré a Ezequías y a Jerusalén del poder del rey de Asiria».


Las lágrimas que derramamos cuando sembramos la semilla se volverán cantos de alegría cuando cosechemos el trigo.


12 (13) »Dios mío, oye mi oración, escucha mi queja, no desatiendas mi llanto. Para ti soy un peregrino; estoy de paso por esta vida, como mis antepasados.


»Tú, Jeremías, diles de mi parte: “Día y noche lloraré sin cesar porque mi pueblo preferido ha sufrido una terrible desgracia; ¡ha recibido una herida muy grave!


Jesús le preguntó: —¿Puedes confiar en Dios? Para el que confía en él, todo es posible.


Cuando Jesús vio que se estaba juntando mucha gente a su alrededor, reprendió al espíritu malo y le dijo: —Espíritu malvado, que impides hablar a este joven, ¡te ordeno que salgas y no vuelvas a entrar en él!


Los apóstoles le dijeron al Señor: —Haz que confiemos más en el poder de Dios.


La mujer entró y se arrodilló detrás de Jesús, y tanto lloraba que sus lágrimas caían sobre los pies de Jesús. Después le secó los pies con sus propios cabellos, se los besó y les puso el perfume que llevaba.


Luego Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón: —¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, tú no me diste agua para lavarme los pies. Ella, en cambio, me los ha lavado con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos.


Pedro seguía pensando en lo que había visto, pero el Espíritu del Señor le dijo: «Mira, unos hombres te buscan.


y me dijo: “Cornelio, Dios ha escuchado tus oraciones, y ha tomado en cuenta todo lo que has hecho para ayudar a los pobres.


Pero cuando les escribí, estaba yo tan triste y preocupado que hasta lloraba. No quería ponerlos tristes; más bien, quería que se dieran cuenta del gran amor que les tengo.


Ustedes han sido salvados porque aceptaron el amor de Dios. Ninguno de ustedes se ganó la salvación, sino que Dios se la regaló.


Dios les ha dado a ustedes el privilegio de confiar en Cristo, y también de sufrir por él.


Por eso oramos siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro Dios que los haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes desean, y complete lo que ustedes han empezado a hacer gracias a su confianza en él.


Hermanos míos, en todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues ustedes confían cada vez más en Dios, y se aman más y más los unos a los otros.


Cada vez que me acuerdo de cómo lloraste y te pusiste triste, me dan más ganas de verte. ¡Cómo me alegraría eso!


y cuando quiso que su padre le reconociera esos derechos, él no se los reconoció. Esaú lloró mucho, pero ya no había nada que hacer.


Pongamos toda nuestra atención en Jesús, pues de él viene nuestra confianza, y es él quien hace que confiemos cada vez más y mejor. Jesús soportó la vergüenza de morir clavado en una cruz porque sabía que, después de tanto sufrimiento, sería muy feliz. Y ahora se ha sentado a la derecha del trono de Dios.


Cuando Cristo estuvo aquí en el mundo, oró mucho a Dios, y con lágrimas le rogó que lo librara de la muerte, pues Dios tenía poder para hacerlo. Y como Cristo siempre fue obediente, Dios contestó su oración.


Swiv nou:

Piblisite


Piblisite