34 Entonces el Espíritu del Señor vistió a Gedeón de poder. Gedeón tocó el cuerno de carnero como un llamado a tomar las armas, y los hombres del clan de Abiezer se le unieron.
18 (19) Entonces el espíritu de Dios tomó control de Amasai, jefe de los treinta soldados más valientes del ejército de David, y lo hizo exclamar: «¡El éxito está contigo, David! ¡La victoria siempre te acompaña, y acompañará a los que se te unan, porque Dios te hace triunfar!» David los aceptó, y hasta los puso entre los jefes de la tropa.
19-21 (20-22) En cierta ocasión, cuando David se unió a uno de los jefes filisteos para enfrentarse a Saúl, los demás jefes no lo aceptaron, pues decían: «¡David nos matará y así podrá regresar al lado de su rey Saúl!» Los soldados que acompañaban a David a esa batalla eran hombres de la tribu de Manasés, todos ellos soldados valientes y jefes de tropa. Se habían unido a David cuando estaba en el refugio de Siclag, y lo ayudaron a combatir tropas enemigas. Estos son sus nombres: Adná, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Elihú, Siletai.
Entonces el espíritu de Dios le dio un mensaje a Zacarías, hijo del sacerdote Joiadá. Él fue, se subió a una tarima, y le dijo al pueblo: «Así dice Dios: “¡Ustedes se han buscado su propia ruina, por haber desobedecido mi ley! ¡Por haberme abandonado, ahora yo los abandono a ustedes!”»
A los grupos familiares de Abiézer, Hélec, Asriel, Siquem, Héfer y Semidá, Josué les asignó sus respectivos territorios. Estos eran hijos de Manasés y nietos de José.
Enseguida el espíritu de Dios le dio mucha fuerza a Sansón. Entonces él se fue a Ascalón, y allí mató a treinta hombres. Les quitó sus ropas y se las dio a los que habían averiguado la respuesta. Después, regresó a la casa de sus padres, pues estaba muy furioso por lo que había sucedido.
Cuando se acercaron a Lejí, los filisteos, muy alborotados, salieron a su encuentro. En ese momento el espíritu de Dios llenó a Sansón de fuerza, y este reventó las sogas que le sujetaban los brazos y las manos como si fueran hilos viejos.
El espíritu de Dios actuó sobre Otoniel, y este guio a los israelitas en su lucha contra Cusán-risataim. Así Dios ayudó a Otoniel a derrotar a su enemigo.
Luego vino el ángel de Dios y se sentó bajo el roble que está en Ofrá. Ese árbol pertenecía a Joás, que era descendiente de Abiézer. En ese momento, Gedeón hijo de Joás, estaba limpiando trigo, a escondidas de los madianitas, en el lugar donde se pisaban las uvas para hacer vino.
Gedeón les respondió: —Comparado con lo que hicieron ustedes, yo no he hecho nada. Lo poco que hicieron ustedes fue mucho más de lo que hicimos nosotros.
Jonatán atacó y destruyó un cuartel filisteo que estaba en Guibeá. Como los filisteos se enteraron de este ataque, Saúl mandó tocar la trompeta por todo el país en señal de alarma,