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Isaías 42:6 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

6 »Yo soy el Dios único; yo te llamé y te tomé de la mano para que hagas justicia, para que seas ante mi pueblo señal de mi pacto con ellos, para que seas ante las naciones la luz que las ilumine.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 «Yo, el Señor, te he llamado para manifestar mi justicia. Te tomaré de la mano y te protegeré, y te daré a mi pueblo, los israelitas, como símbolo de mi pacto con ellos. Y serás una luz para guiar a las naciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi justicia, te he formado y tomado de la mano, te he destinado para que unas a mi pueblo y seas luz para todas las naciones.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Yo, YHVH, te he llamado para la justicia, Te he tomado de la mano, te he formado,° Y te pondré por alianza° del pueblo, Y por luz de los gentiles,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Yo, Yahveh, te llamé en justicia, te tomo de la mano, te formo y te destino para alianza del pueblo, para luz de las naciones,

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Isaías 42:6
36 Referans Kwoze  

Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él.


Yo la cuido y la protejo; día y noche le brindo protección para que nadie le haga daño.


Isaías continuó diciendo: «Llegará el momento en que el rey y los gobernantes de mi pueblo actuarán con justicia;


»Israelitas, yo soy su Dios y los he tomado de la mano; no deben tener miedo, porque cuentan con mi ayuda.


»Yo soy el Dios de Israel; yo hice venir del este al victorioso rey Ciro. Conforme avanza su ejército yo humillo a los reyes, y le entrego sus naciones. Con sus armas en la mano, Ciro los ha borrado del mapa como a un puñado de polvo.


Dios dijo: «¡Miren a mi elegido, al que he llamado a mi servicio! Él cuenta con mi apoyo; yo mismo lo elegí, y él me llena de alegría. »He puesto en él mi espíritu, y hará justicia entre las naciones.


Isaías dijo: «Ahora, pueblo de Israel, Dios tu creador te dice: “No tengas miedo. Yo te he liberado; te he llamado por tu nombre y tú me perteneces.


Isaías dijo: «Dios hizo que Ciro llegara a ser rey de Persia. Le permitió dominar a las naciones y dejar desarmados a sus reyes. Dios hizo que ninguna ciudad resistiera los ataques de Ciro. Entonces Dios le dijo:


Yo hice triunfar a Ciro, el rey de Persia, y ahora lo ayudaré en todo para que reconstruya Jerusalén, que es mi ciudad. ”Ciro pondrá en libertad a los israelitas que viven como esclavos en el país de Babilonia; los liberará sin pedirles nada a cambio”».


Dios le dijo a su fiel servidor: «Yo te he enviado para que reúnas a las tribus de Israel y las hagas volver a su patria. Aun esto es muy poco para ti. Por eso te pondré como una luz para las naciones, y haré que lleves la salvación hasta el último rincón del mundo».


Dios les dijo a los israelitas: «Cuando llegó el momento de mostrarles mi bondad, fui bondadoso con ustedes; cuando necesitaron salvación, yo les di libertad. Yo los formé para que fueran una bendición para otros pueblos. Por eso ustedes, israelitas, volverán a ocupar las tierras que sus enemigos destruyeron, y reconstruirán el país.


Y si estas naciones enemigas dejan de enseñarle a mi pueblo a jurar por Baal, llegarán a formar parte de mi pueblo. Pero deben aceptar mis enseñanzas y aprender a jurar por mi nombre, y decir: “Que viva el Dios de Israel”.


Esto es mi sangre, y con ella Dios hace un trato con todos ustedes. Esa sangre servirá para perdonar los pecados de mucha gente.


»Él será una luz que alumbrará a todas las naciones, y será la honra de tu pueblo Israel.»


Jesús volvió a hablarle a la gente: —Yo soy la luz que alumbra a todos los que viven en este mundo. Síganme y no caminarán en la oscuridad, pues tendrán la luz que les da vida.


Porque así nos lo ordenó Dios: “Yo te he puesto, Israel, para que seas luz de las naciones; para que anuncies mi salvación hasta el último rincón del mundo.”»


que el Mesías tenía que morir, pero que después de tres días resucitaría, y que sería como una luz en la oscuridad, para salvar a los judíos y a los no judíos.


Y todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando alabamos a Dios por medio de Jesucristo, decimos «Amén».


Se han acercado a Jesús, y recuerden que, por medio de él, Dios hizo un nuevo pacto con ustedes. Gracias a la sangre que Jesús derramó al morir, hemos sido perdonados de nuestros pecados. Por eso Jesús es mejor que Abel, pues la sangre de Abel no ofrece perdón, sino que pide venganza.


El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros. Somos el rebaño de Jesús, y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que ustedes sean buenos y perfectos en todo, y que Jesucristo los ayude a obedecerlo. ¡Que Jesús reciba la gloria y la honra por siempre! Amén.


Entonces Abraham le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había ganado en la batalla. El nombre Melquisedec significa «rey justo», pero también se le llama Rey de Salem, que significa «rey de paz».


Jesús es el Jefe de sacerdotes que necesitábamos, pues es santo, en él no hay maldad, y nunca ha pecado. Dios lo apartó de los pecadores, lo hizo subir al cielo, y lo puso en el lugar más importante de todos.


Pero el trabajo que Dios le dio a Jesucristo, nuestro Jefe de sacerdotes, es mucho mejor, y por medio de él tenemos también un pacto mejor, porque en él Dios nos hace mejores promesas.


Así, por medio de Jesucristo, entramos en un nuevo pacto con Dios. Porque Jesucristo murió para que Dios nos perdonara todo lo malo que hicimos cuando servíamos al primer pacto. Y por medio de su muerte, también los que hemos sido elegidos por Dios recibiremos la salvación eterna que él nos ha prometido.


Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.


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