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Isaías 40:2 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual

2 Hablen con mucho cariño a los habitantes de Jerusalén, y anúncienles de mi parte que ya han dejado de ser esclavos. Ya les hice pagar por sus pecados, y el castigo que han recibido es más que suficiente».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Hablen con ternura a Jerusalén y díganle que se acabaron sus días tristes y que sus pecados están perdonados. Sí, el Señor le dio doble castigo por todos sus pecados».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón, y díganle que su jornada ha terminado, que ha sido pagada su culpa, pues ha recibido de manos de Yavé doble castigo por todos sus pecados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Hablad al corazón de Jerusalem! ¡Gritadle que su dura milicia ha terminado, Y su culpa ha sido cancelada! Pues de mano de YHVH ha recibido el doble por sus pecados.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Hablad al corazón de Jerusalén y proclamadle que se ha cumplido su servicio, que se ha pagado su deuda, que ha recibido de la mano de Yahveh el doble del castigo por todos sus pecados.

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Isaías 40:2
54 Referans Kwoze  

Sin embargo, se enamoró de ella y trató de ganarse su cariño,


1 (1b) Dios mío, tu perdón nos llega a todos como una bendición; tu perdón borra nuestros pecados y rebeldías.


3 (4) ¡tu enojo con ellos se calmó!


hoy lloramos, mañana reímos; hoy guardamos luto, mañana bailamos de gusto;


Isaías continuó diciendo: «Ese día, el pueblo de Israel cantará: “Te damos gracias, Dios nuestro, porque aunque estuviste enojado, ya se te pasó el enojo y nos has consolado.


Israelitas, Dios calmará nuestro sufrimiento y nos librará de la terrible esclavitud.


»Dios perdonará a los israelitas siempre y cuando ellos destruyan esos despreciables altares donde adoran a otros dioses.


Pero Dios perdonará los pecados de los habitantes de Jerusalén. Ninguno de ellos volverá a decir: “Siento que me muero”».


y digan a los tímidos: “¡Anímense, no tengan miedo! Dios vendrá a salvarlos, y a castigar a sus enemigos”.


»Pero yo, que soy tu Dios, borraré todos tus pecados y no me acordaré más de todas tus rebeldías.


Yo hice desaparecer tus faltas y pecados como desaparecen las nubes en el cielo. ¡Vuelve a obedecerme, porque yo te di libertad!»


Pero yo, el único Dios, declaro que al guerrero y al tirano les quitarán lo que hayan conquistado. A ustedes los israelitas les digo que yo salvaré a sus hijos y a sus hijas de manos de sus enemigos.


Isaías dijo: «¡Despierta, Jerusalén, despierta! Levántate, tú que has sufrido el enojo de Dios. Lo has sufrido tanto que ya ni levantarte puedes.


Pero él fue herido por nuestras rebeliones, fue golpeado por nuestras maldades; él sufrió en nuestro lugar, y gracias a sus heridas recibimos la paz y fuimos sanados.


»Todos andábamos perdidos, como suelen andar las ovejas. Cada uno hacía lo que bien le parecía; pero Dios hizo recaer en su fiel servidor el castigo que nosotros merecíamos.


Si una nación te ataca, tú la vencerás porque no cuenta con mi apoyo.


Sin embargo, nadie ha hecho un arma capaz de destruirte. »Israel, tú harás callar a todo el que te acuse, porque yo, el único Dios, hago triunfar a los que me adoran. Te juro que así será».


Arrepiéntanse, porque Dios está siempre dispuesto a perdonar; él tiene compasión de ustedes. »Que cambien los malvados su manera de pensar, y que dejen su mala conducta».


Con esa brasa me tocó los labios, y me dijo: «Esta brasa ha tocado tus labios. Con ella, Dios ha quitado tu maldad y ha perdonado tus pecados».


Porque ustedes han tenido que sufrir el doble de lo que se merecían, y los han llenado de vergüenza y de insultos. Por eso recibirán doble porción de riquezas y para siempre vivirán felices».


»Yo, por mi parte, los consolaré a ustedes, como una madre consuela a su hijo. Así ustedes recibirán consuelo en la ciudad de Jerusalén».


Antes que nada, les daré un castigo doble por los terribles pecados que han cometido. Le han quitado al país su buena fama; ¡lo han llenado de ídolos malolientes que no tienen vida!»


¡Avergüenza a mis enemigos, pero no me avergüences a mí! ¡Haz que tiemblen de miedo, pero a mí no me asustes! ¡Mándales tiempos difíciles, y destrúyelos de una vez!»


Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar.


»Los israelitas dicen: “¡Nuestro Dios nos ha hecho justicia! ¡Vayamos y contemos en Jerusalén lo que Dios ha hecho por nosotros!”


No volverá Dios a castigarte, bella ciudad de Jerusalén, pues ya se ha cumplido tu castigo. Pero a ti, ciudad de Edom, Dios te castigará por tus pecados.


Una vez que se me pase el enojo, y que se hayan calmado mis celos por ti, volveré a estar tranquilo.


»Y tú, Daniel, no digas nada de esto a nadie. Mantén cerrado el libro hasta que llegue la hora final, pues muchos andarán de un lado a otro queriendo saber más».


El ángel me contestó: —A ti, Daniel, te toca llevar una vida normal. Nadie debe saber nada de todo esto, hasta que llegue la hora final.


14 (16) »A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí.


16-17 (18-19) Ya no volverá a serme infiel adorando a otros dioses, sino que me reconocerá como su único Dios. »Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.


Tardará un poco en cumplirse, pero tú no te desesperes; aún no ha llegado la hora de que todo esto se cumpla, pero puedo asegurarte que se cumplirá sin falta.


No tienen nada que temer, porque Dios, el rey de Israel, no volverá a castigarlos; ha expulsado a sus enemigos, y va a vivir en medio de ustedes.


Dios le respondió con palabras muy amables y tranquilizadoras. Luego el ángel


Y aunque por algún tiempo estuve enojado con mi ciudad, me llena de furia ver a naciones que se sienten muy orgullosas, y que se aprovecharon de mi enojo para hacer sufrir a Jerusalén.


y volverán llenos de esperanza a esas ciudades que parecen fortalezas. Si hasta ahora han sufrido, yo me comprometo en este día a hacerlos dos veces más felices.


Jesús les respondió: —Solo Dios decide cuándo llevar a cabo lo que piensa hacer.


Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos.


»Hagan con ella todo lo malo que ella hizo con otros; háganle pagar el doble de todo lo malo que hizo. »Háganla pasar dos veces por la misma amarga experiencia que otros tuvieron por su culpa.


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